Aunque 'Downton Abbey' haya terminado su temporada regular, eso no quiere decir que la serie haya acabado de verdad. Lo hará cuando ITV emita su especial de Navidad, un especial en el que es muy probable que se resuelva el gran punto que estos ocho episodios han dejado en el aire: el futuro sentimental de Lady Edith, que hasta casi el último capítulo parecía que, por fin, iba a ser feliz.
Sin embargo, ese último episodio ha estado más centrado en la relación entre ella y Lady Mary, o más bien en esa sucesión de puyas, rencores e indirectas con mala idea que las dos se han ido lanzando desde el principio de la serie. Edith fue quien contó la "indiscreción" de su hermana con Pamuk, el hijo del diplomático turco, y Mary se "venga" desvelándole a Bertie Pelham, su pretendiente, que Marigold en realidad es hija ilegítima de Edith. Ups.
La educación de Lady Mary
En este aspecto, no obstante, hay que reconocer que era bastante absurdo que toda la familia supiera quién era Marigold menos Mary. La trama de Edith con la revista, además, la ha redimido de tanto sufrimiento en las temporadas anteriores. Con un propósito claro, es un personaje mucho más interesante, del que no cabe duda que veremos su boda con Bertie Pelham en el especial de Navidad. ¿O no? Esa última frase de Lord Grantham, diciendo que Edith nunca deja de sorprenderle, apunta claramente en esa dirección.
Las diversas confesiones de Mary han puesto el toque más emotivo al episodio, eso y la asunción de Edith de que ellas dos serán lo único que quede en pie de Downton cuando todos los demás ya no estén. Julian Fellowes se ha reservado los momentos más emocionales justo para el final, con intento de suicidio incluido de un Barrow que, como Mary, se empeñaba en mantener su fachada de tipo altivo y sin corazón, como dice Carson, sólo para mostrar que necesita a la gente de Downton más de lo que le gustaría admitir.
Una temporada ligera
Ha habido algún regreso de personajes que hace tiempo que ya no están, como Gwen (Rose Leslie), la doncella que se marchó para ser secretaria y que vuelve a la casa como la mujer del tesorero de un colegio femenino que Lady Rosamund quiere apoyar. La historia de Gwen, y los recordatorios a Sybil, ayudan a destacar otro de los puntos en los que se ha terminado haciendo más hincapié en la temporada: la importancia de la educación para salir adelante en la vida.
Los intentos de Andy por aprender a leer, los exámenes de Daisy y hasta Molesley estrenándose como maestro en la escuela enfatizan ese punto. Para gente humilde como todos ellos, el colegio era la mejor manera de aspirar a algo mejor. Nos dejamos sin comentar ese sorprendente (y simpático) giro de que Spratt colabore en la revista de Lady Edith escribiendo una columna de consejos para las lectoras, y el lado dramático del accidente en las carreras de coches que precipita todos los eventos del último episodio. Pero volveremos a 'Downton Abbey' cuando se emita su especial de Navidad y, esta vez sí, cierre definitivamente sus puertas.
En ¡Vaya Tele! | 'Downton Abbey' y la decadencia de la aristocracia inglesa
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