Saga y Martin se adueñan de nuevo de una fabulosa y equilibrada segunda temporada de 'Bron Broen'

Saga y Martin se adueñan de nuevo de una fabulosa y equilibrada segunda temporada de 'Bron Broen'
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Si hiciese una lista de esas cosas buenas resultantes de la globalización de contenidos, una de las primeras sería cómo esta democratización ha impulsado mercados televisivos que, por cuestiones geográficas y lingüísticas obvias, eran inaccesibles. Se ha visto en este último lustro con el auge de las series escandinavas en el mundo, que no sólo tienen más visibilidad y notoriedad sino que gracias a ello la exportación de formatos ha sido abrumadora. Múltiples versiones ha tenido ‘Bron Broen’, el thriller policíaco sueco-danés que recientemente ha emitido su segunda temporada por aquellas tierras y que ha visto adaptaciones en Estados Unidos- Méjico (‘The Bridge') o Francia-Reino Unido (‘The Tunnel’), incluso la nueva serie animada de Seth McFarlane ('Bordertown') tiene un planteamiento cercano.

Tras una primera temporada bien atada, con una pareja protagonista de una química envidiable, un personaje femenino atractivo e interesante y una resolución más que satisfactoria, la segunda temporada de ‘Bron Broen’ se enfrentaba a varios retos. Encontrar una excusa tan potente como aquel cuerpo partido por la mitad para juntar ambos precintos policiales era uno de ellos, que además se veía agravado por el trágico desenlace del caso y sus implicaciones en el universo de Martin.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Un mejor entramado

Una de las características principales de la primera temporada era la forma de manejar las diferentes tramas paralelas, historias que tarde o temprano acababan convergiendo en el caso principal y poco a poco iban cobrando sentido. En este aspecto, no siempre acababa de funcionar, ya que durante demasiados episodios uno no sabía muy bien cómo encajar algunas de esas líneas, que por sí mismas no tenían tanto interés como para aguantar inconexas tantos episodios. Sin embargo, esta vez han encontrado un equilibrio perfecto, creando tramas paralelas de forma escalada -el adolescente y su hermano, la insolente Laura o el gigoló son ejemplos. En lugar de estructurar el caso como las ramas de un árbol, esta vez es más como una trenza de espiga donde todo converge y se cruza una y otra vez, favoreciendo el atractivo de las historias paralelas, como Caroline, la directora de la cumbre europea, que no es más que un personaje accesorio en todo lo que le rodea pero su drama vital tiene relevancia e interés por sí mismo.

La excusa para juntar de nuevo a Saga y Martin con esos cuerpos abandonados en -la barca- el buque ha sido tan natural que casi asusta. A partir de ahí, hay que aplaudir la forma que han tenido de desarrollar el caso, cómo en todos los aspectos (personales y policiales) han ido de lo general a lo particular e íntimo. Todo empieza con ese eco-terrorismo que no saben muy bien cómo encajar y que es investigado por el nuevo grupo formado por la policía de Malmö y los colaboradores de Copenhague para después ir entrando en lo más personal, en la directiva moribunda y su hermano, en la biógrafa, en la niñera con Munchhausen, en cómo todo va afectando a la vida personal de Martin (con su mujer y la obsesión con Jens) y Saga. Esos clímax finales son de un íntimo exquisito con el trágico desenlace en los baños públicos de una cumbre europea, para después pasar al más agrio pero coherente de los finales para la amistad entre Martin y Saga, la esencia de ‘Bron Broen’.

saga
Saga intentando ser sociable y dejando a las señoras anonadadas que llevan rulos

Martin y Saga: Amistad y deber

Si he de quedarme con un destacado de la temporada es sin duda la forma en la que han tratado la evolución de Martin y Saga, de forma individual y conjunta. Martin se ha dejado arrastrar por la venganza creyendo que tenía el control sobre lo que le estaba intentando provocar a Jens. Es un personaje cautivador porque por una parte es tremendamente empático con los demás y se coloca fácilmente en la piel del otro en muchas situaciones, y Kim Bodnia tiene un don para los pucheros y para resultar cercano y honesto a pesar de los errores que comete. Pero por otra crea esa pose férrea de cara a los demás cuando se trata de sí mismo, incluso cuando comparte con Saga sus problemas con su mujer o con Jens.

Y luego existe ese Martin como influencia única y positiva en Saga –una relación que supone una reflescante y constante inyección de comedia en una serie tan gris y que tanto bien hace en el episodio a episodio-, el personaje verdaderamente fascinante de ‘Bron Broen’. Saga, esa mujer de insana franqueza y de un práctico asocial ha tenido su pequeño espacio para crecer esta temporada, y ¡cómo se saborea! Con ella son siempre pequeños gestos y Sofia Helin esta aún más inmensa en el papel; esa obstinación que pone en todo aplicado a querer ser una novia adecuada o en aceptar a Martin como una persona cuyos consejos pueden hacerle mucho bien. Finalmente hemos visto a Saga acusar algunas punzadas de dolor emocional y abrirse por fin a Martin, su mejor amigo. Ese cuya traición (mirar la ficha de su pasado) le ha dolido más que el abandono de su -novio- compañero de piso y cama.

Y es por eso que el desenlace final resulta aún más brillante. Porque Saga ha crecido como personaje y como persona, ha evolucionado en pequeños y coherentes escalones pero jamás traiciona al deber; algo que resulta aún más consecuente cuando pensamos en la culpa que siente por lo que hizo a sus padres en favor de su hermana. Martin es el único que ha tenido la paciencia de entenderla, adaptarse a ella y traspasarla y el hecho de que Saga encaje todo eso en su cerebro justo antes de primar el deber sobre la amistad es la maravillosa guinda de una temporada redonda, interesante, estimulante y adictiva. Qué final tan deliciosamente agridulce; de esos que no te esperas pero cuando suceden te das cuenta de que no podía ser de otra forma y que toda la relación de los dos protagonistas y cómo se veían afectados por el caso policial iban hacia ahí, siempre hacia ese desenlace.

Queremos más.

En ¡Vaya Tele! | 'The Bridge', una gran muestra del noir escandinavo

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