'Titanic', la perfecta detectora de esnobs

'Titanic', la perfecta detectora de esnobs
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Moravia me criticaba y Sartre me defendía. Leí el artículo de Moravia con gran interés. Destrozaba la película, pero lo hacía con sutileza. Sus ideas eran tan claras e interesantes, hasta el punto de que incluso me agradó que las críticas me llegasen de un modo tan profesional. La defensa de Sartre fue diferente, era demasiado filosófica y demasiado especulativa como para poder convencerme.

- Andrei Tarkovski

Hace pocos días por fin nos ha llegado el primer avance del esperado regreso al cine de uno de los directores vivos más importantes. Por supuesto, me refiero a James Cameron y a su ‘Avatar’. Y ha habido reacciones para todos los gustos: a algunos les ha parecido un montaje espectacular de imágenes que comienza a confirmar la gran película que en teoría veremos en cines a finales de año (o principios del siguiente), a otros les ha decepcionado y están bastante seguros de que va a resultar un bluff total.

Personalmente, me parece una idiotez emitir juicios de valor sobre algo que no hemos visto, por mucho que nos entreguen traileres o avances. Pero ocurre una cosa curiosa: estoy seguro de que muchos ya están construyendo su futura idea acerca de la película. Allá ellos. Y en muchos comentarios que he leído se repite un cierto esnobismo que, de forma irónica, no observaba yo desde ‘Titanic’. El caso de Cameron, con ciertos esnobs, es más sangrante incluso que el de Steven Spielberg: muchos espectadores se divierten volcándose en sus prejuicios.

Y el lector se estará preguntando: “¿Massanet, alma de cántaro, a qué viene la cita en la cabecera del texto?”. Pues muy sencillo. Tarkovski hablaba ahí sobre la recepción en Venecia de ‘La infancia de iván’, su debut como director. Y demostraba una ironía y una inteligencia superlativas, diciendo una gran verdad y revelándose como un artista de un coraje inédito. En esta ocasión tuvo más suerte que Cameron, ya que un escritor, un opinador, decía algo en su contra con sensibilidad y sensatez.

¿Argumentos?

Lo que más me asombra es que mientras algunos lectores (esto es verídico) se sienten como si se hubieran meado en su alfombra, o le hubieran llamado furcia a su santa madre, porque el que firma este texto dijera en cierta ocasión que ‘True Lies’ ni siquiera tiene unas secuencias de acción dignas de su director; un artista de la categoría de Tarkovski, con un par, rinde de esta forma pleitesía a un crítico que le demostró sabiduría y buen oficio. En cuanto a esos lectores tan ofendidos, ellos mismos dejan claro la pobreza de su personalidad y de su intelecto.

Yo, por mi parte, estoy deseando encontrar algún argumento en contra de la sexta realización de James Cameron que realmente valga la pena. Sólo leo, u oigo, ataques brutales con el colmillo bien afilado, y de ellos los más comedidos se refieren a ella como “esa puta basura”, “esa mierda infecta” o “la chorrada más denigrante que he visto en mi vida”. Como suele sucederme, los extremismos me hacen sospechar que su dueño no merece mucho respeto.

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Por supuesto que yo también pierdo a veces el norte, como cuando oigo alabanzas excesivas sobre Kubrick, a quien estoy hasta los mismísimos de que le llamen Dios (otro extremismo, dicho sea de paso) despreciando la labor de miles de cineastas más importantes, de lejos, que él. Y digo alguna burrada que otra. Pido disculpas, pero por lo menos no me dejo arrastrar por la opinión de la mayoría, más bien al contrario.

Porque, ¡qué bien queda decir que ‘Titanic’ es una porquería! ¿No es cierto? Ahí tenemos, por tanto, a los F.A.T (Fervorosos Anti Titanic), que basta que la nombres para que salte sobre tí uno de sus miembros con una andanada furiosa de ataques tendenciosos. Deben tener reuniones clandestinas en muchas ciudades, decidiendo conjuntamente sus débiles argumentos, porque da igual de donde sean, que siempre te dicen las mismas ideas tendenciosas. A saber:

1. Que es una historia de amor sensiblera, ñoña, y mil veces vista, con la que Cameron abandona sus oscuros registros anteriores, ablandándose. (Ignoran estos F.A.T. que todas las películas de Cameron son una historia de amor, y si no me creen, revísenlas)

2. Que está rematadamente mal hecha. (Siendo uno de los directores con más sentido visual de la actualidad, precisamente es un prodigio de puesta en escena sencilla y de elegancia, y si secuencias como la de la cena en primera clase, de soberbia planificación, o el crescendo del hundimiento no se lo demuestra, entonces es que no quieren ver, sencillamente, lo que hay en pantalla)

3. Que es un guión paupérrimo y muy mal escrito. (Como si fuera cualquier cosa elaborar un guión, en solitario además, en el que se da cuenta del siniestro más famoso del siglo XX, con varias docenas de personajes perfectamente dibujados, y con un personaje central, Rose, que es un emblema de la búsqueda de la libertad para la mujer de principios de siglo).

4. Que los actores están fatal. (Sin comentarios)

5. Que la historia es demasiado sencilla. (Es cierto, como todas las de Cameron)

Por lo tanto:

Reto desenfadado al lector

Estoy deseando, y lo digo de buen rollo aunque algunos eso no lo entienden cuando el que firma es Adrián Massanet, que los lectores me indiquen lo equivocado que estoy, si son capaces, esgrimiendo una serie de argumentos perfectamente defendibles, dignos de figurar en la futura tumba de esta grandiosa y bellísima película, como el epitafio que según ellos merece. Y no se preocupen, no voy a pensar que se mearon en mi alfombra, sino que nos lee mucha peña con la cabeza bien amueblada.

¿Quién sabe? Es muy posible que la perfecta detectora de esnobs, en un futuro próximo, sea ‘Avatar’. Pueden, de esta forma, entrenarse para no ser parte de la horda de esnobs que, sin ninguna duda, irán a por ella a degüello, como si Cameron les hubiera obligado a acudir al cine a punta de pistola.

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