Animales televisivos: Jaime Cantizano

Animales televisivos: Jaime Cantizano
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De entrada, calificar a Jaime Cantizano de animal televisivo puede herir sensibilidades entre el respetable, pero juro que todo tiene una explicación. A él lo conocemos por su faceta de presentador en eso que todo el mundo menos sus responsables llama ‘¿Dónde estás corazón?’. Con eso nos basta y nos sobra aunque anteriormente y tras un paso fugaz por la no menos fugaz Localia nos mostrara toda su frescura, su hermosura y su ricura de la mano de la añeja Ana Rosa Quintana, y aunque luego fuera víctima de explotación exposición televisiva a manos de Antena 3, la cadena que le da de comer cuando el mozo no tiene una pastilla de caldo que llevarse a la boca.

Y puede herir sensibilidades porque a alguno se le puede antojar que a este hombre, nacido en 1973 para más señas, quizá le falta un hervor (con pastilla o sin ella) para poder ser considerado como una bestia de nuestras pantallas. Pero no es así. Cantizano es un animal televisivo en la medida en que cada viernes es capaz de dominarse a sí mismo en vez de liarse a sopapos con los colaboradores del show que presenta. Eso es lo que haríamos cualquiera de nosotros en su situación. Por eso Jaime Cantizano es un animal televisivo y nosotros, no.

Tiene que ser por eso. Desde luego, no es por su dicción dubitativoarrastrada ni por su visión dirigida hacia los laterales del plató cuando se ve más perdido que una burra en un garaje. Tampoco es porque sea repetitivo en los gestos y se exprese de forma no verbal como si estuviera matando una legión de moscas imaginarias que volasen a su alrededor. No es nada de eso.

Cantizano se convierte en una fiera del medio audiovisual en el momento que deja de presentar y se pone a conducir el espacio. Es entonces cuando se muestra en todo su esplendor. Contiene el griterío de dos sopranos del cotilleo como son María Patiño y Gema López en pleno canon con la contralto de reminiscencias vocales cazalleras Chelo García-Cortés y los coros asíncronos de los tenores Antonio Montero y Gustavo González mientras, a poco que se descuida, Jesús Mariñas le va tirando una desesperada colección de tejos sin seleccionar y hasta rayar el acoso sexual. Y todo eso lo torea sin perder la compostura aunque sus supuestos compañeros de trabajo se lo pongan más difícil que la resurrección de Chanquete.

Está claro que cualquier otro arreglaría esto por una vía más expeditiva. Hace unos meses habría existido incluso la posibilidad de cruzar este programa con ‘La jaula’, encerrar entre barrotes a los integrantes de esta banda armada de cuerdas vocales y matar así varios pajarracos varias aves de una sola y simple pedrada, que no vale la pena malgastar munición en según qué entes. Son opciones que uno baraja cuando los viernes es incapaz de descifrar fonemas entre el griterío que se forma en ese plató. Y el público, que lo aplaude todo con ojos inyectados en sangre, tampoco es que ayude mucho al espectador. Sed de violencia asiste al que esto escribe mientras ellos la lían parda.

Pero Jaime Cantizano es un optimista y resulta incapaz de perder la sonrisa ni siquiera cuando a su alrededor vuelan puñales entre los mismos colaboradores del programa, que se llevan a matar o al menos eso nos hacen creer. Este absurdo a cualquier ser vivo racional le parecería una situación esperpéntica elevada a la categoría de presunto grupo de trabajo desestructurado, sin padre ni madre reconocidos. Para Cantizano, sin embargo, esto parece ser un reto profesional. En el fondo, me recuerda a esas modelos que las hacen desfilar con diez colecciones de la saga impresa de Millenium sobre la cabeza y sin perder el equilibrio.

Equilibrio más o menos histriónico en medio del caos más absoluto. No se le puede pedir mucho más a este buen hombre. Es como si uno se pone a freír un par de huevos en medio del fuego cruzado del frente afgano. No te saldrán con puntillas por mucho cariño que les pongas. Y a Jaime Cantizano le pasa lo mismo: siguiendo con el símil, por mucho cariño que le ponga al show que presenta, a veces se le queman los huevos. Pero, oye, él le pone buena intención y coraje, mucho coraje. Sólo por eso vale la pena glosar hoy su figura aunque sea de esta manera. Y al fin y al cabo, después de haber tocado techo en la selección de Animales televisivos con Chicho Ibáñez Serrador, ¿qué esperabais de mí?

Ficha en Imdb | Jaime Cantizano
En ¡Vaya Tele! | Animales televisivos

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