Películas que apestan

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Según reporta The Guardian, Sony ha patentado una tecnología que permitirá a los espectadores experimentar sensaciones táctiles, sabores y percibir olores mientras ve una película.

Seguramente, quienes hayan visto Desperate Living de John Waters, el único filme presentado en Odorama, un muy rudimentario sistema de odorización cinematográfica, no estarán muy entusiasmados con la idea.

Con el Odorama, a los espectadores se les entregaba una tarjeta antes de la película. Durante la proyección, aparecían varios números en uno de los extremos inferiores de la pantalla cada vez que sucedía en la trama algo "digno de oler", como un eructo (hablamos de una película de John Waters, no lo olviden), por ejemplo. El espectador rascaba entonces, digamos que con una moneda, el número correspondiente impreso en su tarjeta, y olía el resultado.

Nauseabundo ¿no? El Odorama no fue el único de estos sistemas. En la década de los 50 se usaron en los Estados Unidos máquinas que "perfumaban" las salas de cine según la trama del filme. Este método era conocido con el futurista nombre de Smell-O-Vision.

La técnica de Sony es mucho más sofisticada. Y aterradora.

Según la nota de The Guardian, esta tecnología se vale de emisiones ultrasónicas que, dirigidas directamente al cerebro de los espectadores, estimularían ciertas áreas cerebrales, y alterarían el funcionamiento neuronal para producir las sensaciones virtuales.

¿Que suena a ciencia ficción? Pues sí, pero una dirigida por Woody Allen. Y es que cuando leí la noticia, lo primero que me vino a la mente fue el Orgasmotrón de Sleeper.

No obstante todo lo anterior, la idea tampoco parece del todo mala. Hay unas cuantas actrices y actores a quienes muchos querrán saborear, olisquear y toquetear.

Pero eso sí, si alguna vez llegara a hacerse corriente el uso de esta tecnología, ni se les ocurra ir a ver Pink Flamingos.

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