Paul Auster y Almodóvar recogen sus premios Príncipe Asturias de las Artes

Paul Auster y Almodóvar recogen sus premios Príncipe Asturias de las Artes
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Ayer el escritor, guionista y director Paul Auster y Pedro Almodóvar recogieron sendos Premios Príncipe Asturias de las Artes y de las Letras.

Además, el teatro Jovellanos de Gijón, acogió otros actos con la presencia de los dos galardonados que hablaron el uno del otro: “Nos gustamos mucho, pero apenas nos conocemos”, aseguró Almodóvar. “Nos parecemos, él tiene pretensiones como cineasta y yo como novelista”, decía el director español antes de meter la pata y ganarse algún pitido que le perdonaron pronto: “Aquí en Oviedo...”. ¡¡¡Buuu!!! “Perdón, Gijón...”.

“Las novelas conviven conmigo entre ocho y diez años, me acompañan”, decía Auster. “Pero ya no me pasa como cuando me moría de miedo ante el atasco, ahora me relajo y sé que si una novela debe terminarse no tengo que hacer más que seguir buscando”, agregaba el escritor. “Tampoco tengo miedo ya”, respondía Almodóvar. “Tengo varias historias en mi escritorio y si una me falla, le soy infiel con otra”, aseguraba. “Siempre supe que no había nacido ni en mi lugar, ni en mi época”, dijo Almodóvar. Tampoco Auster sentía que Newark (Nueva Jersey) era su refugio. Y a pesar de estas declaraciones, es difícil ser más manchego que Almodóvar, director que ubica más de una vez sus obras en esta tierra, y también Auster vuelve una y otra vez al terruño, como en su último libro: ‘Brooklyn Follies’, donde Nueva Jersey es casi otro personaje. Libro, por cierto, bastante flojo dentro de la trayectoria de este maravilloso novelista.

Almodóvar y Auster parece que se sienten unidos por haber sufrido rechazos debidos a su raza o tendencias sexuales: Auster recuerda que su “padre me contó una vez una historia que cambió mi vida. Consiguió un empleo en el Laboratorio Edison y, a las dos semanas, Thomas Edison le despidió al enterarse de que era judío”. Ante esos desprecios se sintieron siempre fuera del mundo. Les salvó la imaginación, pero también han sido conscientes de que esta virtud también es peligrosa. “Cuando hay personajes que bullen en tu cabeza y quieres saber más de lo necesario sobre ellos, te despistas, pierdes el hilo. Puedo despistarme con un camarero que sólo tiene que ofrecer agua, enseguida quiero saber cosas de él y me pierdo, ¿a ti te pasa, Paul?”. “Temo al desvarío”, respondió Auster. “Cuando era joven iba de una historia a otra, perdido en un laberinto, y tuve que obligarme a centrarme en una línea, me gusta configurar historias, lo hago como un collage...”.

Pero para ambos es difícil el control por las propias apuestas que hacen. Los dos suelen aceptar el reto de organizar sus historias en cajas chinas, con regalos dentro para lectores y espectadores. Aunque confiesan que precisamente por eso buscan la transparencia. "Lo mismo que Fellini", aseguraba Almodóvar. "Mi reto y mi lucha como narrador es armonizar dos ideas opuestas y poder manejarlas, ser lo más transparente y claro posible frente al espectador, y pretendo que no me vea, que tenga la impresión de ver una historia en apariencia sencilla".

Van aceptando la edad a duras penas. "Cuando me miro al espejo por la mañana no me siento un referente intelectual, ni ético, ni que mi apellido se ha convertido en adjetivo, soy una persona normal, con sus manías, que a veces se enfada y que tiene que hacer régimen...". Auster, que cumplirá 60 años en febrero, está contento con esa fecha porque será cuando su nueva novela, ‘Viaje en el Scriptorium’, aparezca en Europa y se estrene su nueva película, que acaba de rodar en Portugal, ‘The inner life of Martin Frost’.

Por la mañana, en la Universidad de Oviedo, Auster convenció con su discurso sobre el poder de la literatura: “Hay personajes literarios sin los que el mundo no sería igual, como Don Quijote o Hamlet”, dijo.

Hace poco os habíamos anunciado que Paul Auster estaba rodando en Portugal 'La vida interior de Martin Frost'.

Vía: El País

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