Era la única forma de atraer la atención sobre el Supermodelo 2007: promover una campaña que pusiese en duda la renovación del concurso basándose en criterios que acentuaban el mal gusto del programa y la tendencia a la carne y al morbo de esta última edición. Y ha funcionado.
El 7 de noviembre saltó una noticia en El Confidencial en la que, sin mencionar fuente ni agencia, se confirmaba la no renovación del certamen. El bajo rendimiento del programa había marcado una trayectoria en la que, según contaban en la noticia, se había optado por elevar el nivel de enfrentamiento y de carne fresca en emisión. Las sesiones de fotos, las discusiones de las chicas, el teatrillo en directo con abandono de plató incluido..., todo formaba parte de un plan que no había dado los resultados esperados. ¿O si?
La noticia empezó a multiplicarse y se certificaba la muerte del concurso por doquier, aumentando las páginas de referencia, las opiniones, las críticas...,. Dos semanas después, en la presentación de la gala final de esta noche, el director de programación de la cadena confirmaba la renovación y la tercera temporada. Internet ha hecho el resto del trabajo.
Con esta estrategia se demuestra que Supermodelo no se acredita a sí mismo y no se basta para atraer a la audiencia, teniendo que valerse de otros medios para su difusión. Me molesta la utilización que se hace de Internet en este caso, pero cabría hacer una reflexión. Hace un tiempo, la gente creía todo lo que decían en la tele; ahora parece que creemos todo lo que sale publicado en Internet. Una campaña viral tiene que ser cómplice con el espectador, como las que hizo Buenafuente en su día, y no reírse de él, como en este caso.
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