'Winter´s Bone', el infierno en la tierra

'Winter´s Bone', el infierno en la tierra
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Como todos los años, cuando los Oscars están cerca, los posibles premios dejan de tener misterio para el público. Me refiero a que es fácil, en la mayoría de los casos saber quién se va a llevar tal o cual Oscar. Este año la cosa se dividirá principalmente entre ‘El discurso del rey’ (‘The King´s Speech’, Tom Hooper, 2010) y ‘La red social’ (‘The Social Network’, David Fincher, 2010) —me huelo una de esas ocasiones en las que mejor película y mejor director no coincidirán—, los dos grandes titanes de las nominaciones. Desde que el premio de la mejor película vuelve a ampliar su abanico a diez películas, en él hay sitio para blockbusters que han encandilado al mundo —léase Pixar, léase Nolan—, y también para esas cintas pequeñas que no gozan de una gran distribución ni publicidad, pero llaman la atención en diversos festivales, desde Berlín hasta Sundance. Precisamente en este último, ‘Winter´s Bone’ (id, Debra Granik, 2009) se alzó vencedora en la edición del año pasado, al lado de ‘Animal Kingdom’ (id, David Michôd, 2009).

Dos películas independientes que han tardado un año en estrenarse en nuestros cines, algo a lo que ya estamos acostumbrados. Curiosamente, el film de Granik posee algunos elementos en común con el de Michôd. Ambos describen la vida en familias al margen de la ley, parándose en la violencia que las define, y como ésta afecta a sus miembros. Una ambientada en Melbourne, mostrando zonas poco explotadas por el cine, y la otra en la América profunda, en los Orzaks, región en el centro de los Estados Unidos que cubre el sur de Missouri y el norte de Arkansas. Pero si el trabajo de Michôd me parece superficial y huero, el de Grenik me resulta estimulante, aún a pesar de que no juega todas las cartas de las que dispone. El resultado se ha visto recompensando con cuatro nominaciones a los Oscars, entre ellas el premio gordo.

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La historia de ‘Winter´s Bone’ parece mínima: Ree es una joven que cuida de sus dos hermanos pequeños y de su madre, la cual se encuentra en un estado casi catatónico. Un día reciben la visita de un agente de policía que les advierte que el padre de Ree, encarcelado por delitos relacionados con las drogas, ha salido de la cárcel y se desconoce su paradero. Como la casa y los terrenos han sido puestos como fianza, corren el peligro de perderlo todo si el ex-convicto no da señales de vida. A partir de ese instante Ree comenzará a buscar desesperadamente a su padre, descubriendo un mundo que, estando al lado mismo de su casa, es prácticamente lejano para ella. Un mundo marcado por la violencia, el silencio y la venganza, algo que hará madurar a Ree, de 17 años, a marchas forzadas. El guión, obra de la propia directora y Anne Rossellini, adapta la novela de Daniel Woodrell, de quien Ang Lee ya había adaptado una de sus obras en la correcta ‘Cabalga con el diablo’ (‘Riding with the Devil’, 1999).

Al igual que en el film de Lee el paisaje tiene una importancia vital en la historia. Su carácter opresivo influye en la vida de sus habitantes hasta el punto de definirlos completamente. Granik utiliza el gris aspecto de los Orzaks, fotografiado por Michael McDonough —director de fotografía del anterior trabajo de Gronik, ‘Down to the Bone’ (2004)— como complemento al periplo de Ree en busca de su progenitor. Un paisaje asolador, amenazante que oculta los terribles secretos de los personajes. Granik inserta de vez en cuando planos del entorno, el cual posee cierto aire fantasmagórico. Un peligro invisible que remarca la aventura de Ree, adentrándose cada vez más en la verdad, ésa que nadie quiere dar a desvelar porque es demasiado terrible. Los habitantes de la región han convertido el lugar en su mundo particular, personal e inexpugnable —no son pocos los instantes en los que Ree parece “engullida” por la naturaleza del lugar—, y allí marcan sus propias reglas, su propia ley. En medio de todo ello, Ree alcanzará una madurez prematura, tal vez demasiado.

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‘Winter´s Bone’ está llena de violencia. No es una violencia explícita, sino más bien todo lo contrario, un enorme acierto por parte de Granik, pues logra crear una tensión gradual acorde con los avances de Ree en su “investigación”. Lo curioso del asunto es que dicha violencia surge en gran parte de los personajes femeninos, casi todos excelentemente retratados. Al fin y al cabo Granik nos habla también del poderoso papel de la mujer en la vida de sus hombres, condicionados en todo momento por esa especie de mano protectora femenina. Los negocios —en este caso, las drogas— son llevados por hombres, pero el orden de las cosas, el mantenimiento moral y emocional de la situación se debe a las mujeres. El film está lleno de personajes femeninos fascinantes, tan protectores de su mundo, como peligrosos para todo aquel que intente perturbarlo, aún viniendo de su propio seno. Entonces el infierno puede desatarse. Y no hay escapatoria.

Un infierno terrenal que Ree termina de descubrir, comprendiendo sobre todo los lazos que unen a las gentes del lugar, incluida ella misma. La actriz Jennifer Lawrence ha conseguido una merecida nominación al Oscar por su interpretación, esa adolescente que pasa a ser mujer en un abrir y cerrar de ojos —terribles los instantes en los que enseña a sus hermanos a disparar, o el casi onírico momento de la barca, con sierra y cadáver incluido—, reflejando muy bien el dolor de las consecuencias de un mundo violento en los más jóvenes. A su lado, un entregado John Hawkes, también nominado al Oscar, en un sentido papel, quizá algo más tópico que el resto, una especie de concesión al espectador. Y es ahí donde ‘Winter´s Bone’ no termina de ser lo redonda que debiera. A pesar de su excelente ritmo, de su crescendo dramático, no se atreve a llegar hasta el final de sus consecuencias. Una pena viniendo de unos de los títulos más interesantes de la cartelera actual, y que le impide ser grande. No obstante, no hay que perder a Debra Granik de vista, hay cine en sus venas.

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