'Watchmen', la frialdad hecha espectáculo

'Watchmen', la frialdad hecha espectáculo
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Hay dos tipos de espectadores a la hora de visionar una película como ‘Watchmen’. Por un lado están los que han leído la maravilla de Alan Moore y Dave Gibbons, obra que junto al ‘El regreso del señor de la noche’ de Frank Miller, marcó un antes y un después en el mundo del denominado noveno arte, trascendiendo los límites del mismo, llegando a influir poderosamente en otras artes. Y en otro lado, están los que no han leído la obra original, o simplemente ni sabían que existía. Dicen las voces inteligentes que de vez en cuando surgen entre los frikis, que el segundo grupo jamás podrá disfrutar de la película firmada por Zack Snyder.

No leer si no se ha visto la película.

Nadie dudaba de la capacidad de Zack Snyder para llevar a buen puerto una adaptación que no tenía nada de fácil (y todos los que hemos leído la novela gráfica sabemos la razón). El antecedente de haber dirigido ‘300’, una exitosa adaptación de otro comic, le daba algo de confianza para ponerse al frente de semejante proyecto, contando además que Snyder es fan absoluto del comic, algo que se nota de sobra. No obstante, el elemento más alarmante de ‘300’, algo que sólo se intuía, en ‘Watchmen’ se confirma con creces: la falta de pasión.

De la misma forma que hay dos tipos de espectadores en ‘Watchmen’, y que será la principal diferencia a la hora de discernir sobre la película, hay también dos formas de enfrentarse al trabajo realizado por Snyder (cuya mejor película sigue siendo la modesta y espléndida ‘Amanecer de los muertos’). Una es teniendo en cuenta la obra y otra no. Lo que aquí juzgamos es una película, y no su obra original, que pertenece a otro arte con una narrativa totalmente distinta, lo que evidentemente hace variar el ritmo de la historia en sí. Aquellos que no han leído el cómic, entenderán perfectamente la historia que se les narra. Lo que no conocerán es la historia completa en la que está basada; hay varios detalles que sólo un espectador conocedor de la obra original entenderá, pero que no varía para nada el entendimiento de la historia narrada en la película. Y teniendo esto en cuenta, se puede juzgar esta película como tal, y como tal no termina de funcionar, demostrando además que lo que queda muy bien sobre el papel, no tiene por qué funcionar en una pantalla.

Aunque la película no me ha parecido tan mala como a mi compañero Gabriel, en cuya crítica la destroza con razonada pasión, sí tengo que admitir muy a mi pesar (confiaba más o menos en Snyder, y la obra de Moore me parece genial), que estamos ante una de las decepciones más grandes sufridas en cuanto a adaptaciones de cómic, y por qué no, del cine en general, pues teníamos aquí la posibilidad de tener un film ejemplar y arriesgado, con una gran historia, que dejara el listón bien alto en cierto tipo de cine. Zack Snyder demuestra un gran amor por la obra de Moore, al copiar literalmente muchas de las secuencias mostradas en la novela gráfica, con la intención, tal vez de no herir a los fanáticos de la obra, que muy probablemente se le echarían encima de apartarse visualmente del original. Y eso tiene un precio.

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‘Watchmen’ es una película con demasiada información, la cual se introduce continuamente en un film demasiado denso, y que carece de una línea argumental sólida. Snyder opta, muy erróneamente a mi parecer, por dotar de vital importancia todas las ramificaciones argumentales, y con ellas a sus personajes, logrando que nada de lo expuesto cause interés (salvo casos aislados), y que la película pierda fuerza, al carecer casi de ritmo, y no haber impuesto una mirada más personal en las imágenes. Así, el director no se permite variar casi nada en lo referente a lo visual. Evidentemente, con unos 150 millones de dólares, más o menos, de presupuesto, Snyder se puede permitir el lujo de no decepcionar con el look visual de la película, aunque los efectos especiales no sean, en ciertos momentos, todo lo perfectos que cabría esperar (el Dr. Manhattan a veces canta demasiado). Y sin arriesgarse ni lo más mínimo es para pensar que cualquiera podría haberlo hecho.

‘Watchmen’ es una película sin alma, que me ha dejado totalmente frío e indiferente al acabar su visionado. Un espectáculo vistoso, pero sin vida, cuyos personajes están faltos de una mayor profundidad, entre los que sobresalen por méritos propios los de Rorschach y El comediante, los cuales no son aprovechados como deberían (sus historias resultan más interesantes que las de sus compañeros). Curiosamente los actores que dan vida a esos dos respectivos personajes, Jackie Earle Haley y Jeffrey Dean Morgan, son los que realizan las interpretaciones más convincentes, imprimiéndoles algo de esencia. No se puede decir lo mismo del resto del reparto, quienes no pueden con roles demasiado insípidos en pantalla. En el caso concreto de Patrick Wilson, quien intenta cambiar de imagen como actor, resulta hasta patético por momentos, y su personaje termina por parecer estúpido.

Zack Snyder no es capaz de mantener el excelente nivel que logra en su arranque. Tras una espectacular pelea en un apartamento, el director nos brinda unos inspirados títulos de crédito (los cuales narran muchas cosas) adornados con un inmortal tema de Bob Dylan. Al respecto de la música hay que decir que Snyder demuestra un buen gusto a la hora de escoger temas conocidos (tema aparte es la descompensada partitura de Tyler Bates) para que suenen en momentos muy determinados y específicos en su película, pero comete un pequeño error: suenan prácticamente enteros, tanto que esas determinadas escenas parecen videoclips aislados. De esta forma, logra hasta resultar aburrido, como por ejemplo la lamentable escena de sexo, en la que suena el Hallelujah de Leonard Cohen (¿no hubiera estado mejor la versión del gran Jeff Buckley?).

No puedo decir que ‘Watchmen’ sea un film aburrido, pero desde luego no me ha parecido el entretenimiento que tendría que haber sido. Bajones de ritmo alarmantes (producidos por su principal interés en resultar literalmente fiel al original), y una excesiva frialdad en su puesta en escena son sus principales defectos. Un lujoso espectáculo, y huir por motivos lógicos, de la actual parafernalia visual (en la que el montaje acelerado y embrollón suele ser la marca de la casa) en este tipo de cine, sus principales virtudes.

Una película aceptable en cierta medida, pero que se queda lejos de lo que pudo haber sido. Destinada al olvido desde el instante en el que el nombre de Zack Snyder aparece en pantalla como el máximo responsable del film. Un globo que se desinfla a trompicones para la desgracia de algunos de nosotros. Pero tranquilos, nenes y nenas, yo ahora me retiro a mis aposentos, seguro que dentro de poco alguien aparecerá para deciros que la película es la repera, y lo podréis celebrar todos juntitos mientras alcanzáis el éxtasis cual Dr. Manhattan. Es lo bueno de las opiniones vertidas aquí, tenemos para todos los gustos. Besos, guapos y guapas.

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