'The Longest Nite', la influencia de Johnnie To

'The Longest Nite', la influencia de Johnnie To
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El más que interesante director Johnnie To, cuya filmografía está llena de hallazgos verdaderamente recomendables, también ha ejercido de productor en cintas, muchas de ellas totalmente desconocidas por el público de esta parte del mundo. 'The Longest Nite' pertenece a ese grupo de películas. Dirigida por Patrick Yau, quien había sido en alguna ocasión director de segunda unidad del propio To, y como todo queda en casa, éste le ha producido tres películas, siendo la que nos ocupa la segunda de ellas.

'The Longest Nite' narra el enfrentamiento entre dos bandas rivales de la mafia, para las que trabaja un corrupto policía cuyos métodos de persuasión con la gente son de los que asustan de verdad. Pronto llegará a la ciudad un enigmático personaje empeñado en desenmascarar al mencionado policía, y se librará una guerra mortífera entre ellos dos, mientras el policía trata de averiguar el porqué de todo lo que ocurre.

Evidentemente la influencia de Johnnie To en el producto es innegable y bien visible, aunque Patrick Yau se las ingenia para apartarse del cine de To, consiguiéndolo en algún que otro aspecto. Por ejemplo, el ritmo está mejor conseguido que algunas de las cintas de su mentor, quien normalmente enganchaba al público con un explosivo comienzo, para luego ir desinflándose poco a poco. Chau, al contrario, prescinde de un inicio llamativo y a cambio le imprime un crescendo narrativo bastante mejor conseguido que en las cintas de To (no en todas, ojo). Eso sí, si hay algo que Yau no consigue es la elegancia visual de To, y aunque la película está bien filmada, de eso no hay duda, sus planos no son tan sugerentes como lo suelen ser en las películas del director de 'Running Out of Time'.

Pero donde hay más influencia por parte del director es en la composición de dos personajes masculinos, enfrentados a muerte, y que de un modo u otro, se necesitan mutuamente, aunque en este aspecto, aquí no se necesita profundizar tanto. Ambos personajes están interpretados por dos actores excelentes, y que son casi obligados en este tipo de películas. Por un lado, Tony Leung, que está simplemente soberbio como policía cabrón sin conciencia ni remordimientos, capaz de saltarse todas las reglas, las establecidas y las que no, por salirse con la suya. Y frente a él, el menos conocido Chin Wan Lau, a cargo de un personaje más enigmático que llama poderosamente la atención del espectador. Cuando los dos actores salen juntos en pantalla, la película alcanza niveles superiores, y es toda una gozada.

Respecto a las escenas de acción, éstas son indudablemente uno de los platos fuertes de la función, logrando un par de ellas que se te quedan grabadas en la memoria para siempre. Y me refiero, sin desvelar nada, a dos que tiene lugar en el interior de dos coches, y están protagonizadas por los dos actores principales respectivamente, más un acompañante cuyo destino no es nada afortunado. Estas dos escenas, genialmente resueltas, chocan directamente con la final, en la que los dos antagonistas se enfrentan a muerte, resultando ésta demasiado larga, llegando incluso a cansar un poco.

Tal vez argumentalmente la película peca de cierta confusión, a pesar de algunas simplezas en el guión. Incluso, después de verla se llega la conclusión de que no era necesario que pasaran muchas de las cosas que pasan, aunque evidentemente si esto fuera así, nos quedaríamos sin película, y de la otra forma el director puede lucirse un poco dotando al film de cierto suspense que no le queda nada mal. Así pues, una buena película que hará las delicias de todo amante del cine asiático actual (bueno, ésta ya data de 1998). Lo que es una pena es que su director últimamente no se prodiga en cine habiéndose recluido en trabajos para la televisión. A ver si la influencia de To es demasiado poderosa.

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