'Sultanes', el golpe perfecto, y alargado

'Sultanes', el golpe perfecto, y alargado
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'Sultanes' llega a nuestras pantallas este próximo viernes. Se trata de una coproducción entre España y México, auspiciada por la temible Filmax, cuyo máximo dirigente es el más temible aún Julio Fernández, que mete la nariz en todo lo que puede, y mal. De su cartera han salido algunos de los más insoportables bodrios que ha parido nuestro reciente cine, aunque por supuesto hay que reconocerle mérito al hecho de producir mayoritariamente cine de género, y no andarse con chorradas de otro tipo. El problema es que con la intención no llega, y si pensamos en el resultado de algunas de sus producciones, la cosa termina siendo peor de lo esperado.

'Sultanes' cuyo título original es 'Sultanes del Sur' (y aquí ya me quedo completamente alucinado al desconocer completamente las razones del cambio), versa sobre un atraco a un banco realizado por tres hombres y una mujer, llevado a cabo en México. Todo sale de órdago, y cuando se marchan a Buenos Aires para hacer negocios con un capo de la ciudad, las cosas empiezan a torcerse. El dinero se perderá, y empezará una carrera contrarreloj para recuperarlo, y poder salvar sus vidas.

'Sultanes' se trata de la nueva colaboración entre Alejandro Lozano y Tony Dalton después de su aclamada 'Matando Cabos'. Lozano dirige y Dalton escribe el guión, y de paso, aprovecha para protagonizar la película. Ésta tiene un arranque ciertamente espectacular con un minucioso atraco a un banco, que logra atrapar al espectador sin ningún tipo de efectismo ni trampa. Nos presentan a unos personajes que realizan un peligroso acto delictivo, sin que nos muestren los motivos. El montaje es perfecto, el plan también. Incluso cuando la acción se desplaza, tenemos interés por saber qué seguirá a continuación, pues aún no nos han sido presentadas todas las cartas. Pocos diálogos, justos y certeros, más un ritmo que va in crescendo en su primer cuarto de hora, hacen que pensemos estar ante una cinta de género con fuerte personalidad.

Pero todo se acaba ahí. De hecho, a partir de un cambio brutal de situación, en uno de esos giros de guión que molestan más que sorprenden, y creando lo que se supone es un conflicto entre varios personajes cuando una cantidad de dinero desaparece como por arte de magia, todo lo que sigue está alargado en exceso con momentos bastante inverosímiles, como la visita a un capo y a un jefe de policía, aunque esto último desemboque en un nuevo descubrimiento. Ambas escenas sonrojan por destilar torpeza, sobre todo en los diálogos, que hasta ese momento eran de lo más efectivos, pero de repente les da a todos por abrir la boca y se comienza a hablar de cosas sin sentido alguno. En vez de aportar más tensión a la trama, lo que hacen es entorpecer considerablemente la misma, y dejando al descubierto que esta película parece pensada nada más para un espectacular inicio, y una sorpresa final que se supone nos dejará a todos con la boca abierta.

Y es que ahora parece que haya que ir a por el más difícil todavía en esto de los thrillers, con esos giros finales, sacados mayoritariamente de la manga, y en algunos casos, hasta contradiciendo todo lo narrado hasta ese punto. En este caso ocurre algo parecido, y para no desvelar nada, sólo diré que el detalle de cierto resguardo de equipaje no está claro del todo por lo que se ve en pantalla. Una pirueta argumental poco coherente que desvela el verdadero final de la historia, pero que resulta, a todas luces, forzada, por mucho que venga del personaje más simpático de todos.

En su reparto, tenemos una de cal y otra de arena. Jordi Mollà cae bien dando vida al cabecilla de toda la operación, y la forma en la que lleva a cabo la misma. Su aire de superioridad y chulería, le imprimen al personaje algo de temible por no saber cómo va a reaccionar ante las cosas. A su lado, Silverio Palacios parece encontrarse muy a gusto con su personaje, el cual contiene, por decirlo de alguna manera, los puntos cómicos de la historia. El resto navega por la mediocridad más absoluta, incluso Celso Bugallo que parece no saber qué hacer con lo que tiene entre manos. Por no hablar de Tony Dalton, que orgulloso de su historia, se olvida de darle algo de consistencia a su personaje. Respecto al personaje femenino pocas veces he visto desperdiciar tanto uno como el de esta película. 'Sultanes 'es un film fallido, y hasta en ciertos momentos da la sensación de que han improvisado sobre la marcha. No dura mucho, y se hace demasiado larga, tanto en la conversaciones antes citadas, en las que dictan frases ridículas, hasta en un par de escenas de acción, que parecen realizadas simple y llanamente (Moleskine, esto es para ti) para que veamos que disponían de medios. Lo que ocurre es que se les olvidó darle ritmo y emoción a la cosa. Dicha persecución tiene menos interés que la vida sexual de las moscas en América del Sur. Como el resto de la película después de su prometedor inicio.

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