'Slender Man': un horror de diez millones de dólares al que sacan los colores algunos fan films de YouTube

'Slender Man': un horror de diez millones de dólares al que sacan los colores algunos fan films de YouTube

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'Slender Man': un horror de diez millones de dólares al que sacan los colores algunos fan films de YouTube

Aunque alcanzasen su pico de popularidad ocho años atrás, es de rigor continuar reivindicando los creepypastas como una de las mayores alegrías que la red de redes nos ha dado a los amantes de la ficción en general y del terror en particular. Y es que la influencia de lo que podríamos calificar como subgénero literario ha trascendido internet, trasladando con fortuna su inagotable fuente de horripilante creatividad a otros medios, como bien demuestra la catódica y sobresaliente antología 'Channel Zero' de Nick Antosca.

De entre la infinidad de creepypastas que podemos encontrar con tan sólo asomarnos a algunos de los subforos más relevantes sobre el tema, Slenderman es, probablemente, el más famoso de todos. Una imagen presentada a un concurso de photoshop en 2009 reconvertida en leyenda urbana que ha hecho correr ríos de tinta; dando lugar a videojuegos, fan films difundidos a través de YouTube, y abriéndose un oscuro hueco en la crónica negra norteamericana con menores de edad involucrados en cultos al personaje.

Ante tamaños niveles de fama, mantenidos a lo largo de casi una década, era cuestión de tiempo que un gran estudio decidiese llevar a Slenderman a la gran pantalla. Por desgracia, los cerca de diez millones de dólares con los que ha contado el realizador Sylvain White no han sido suficientes para dar forma a una adaptación mínimamente digna de la creación de Victor Surge; siendo 'Slender Man' no sólo una mala película de terror, sino un largometraje nefasto en múltiples aspectos.

Pese a contar con un material base tan icónico y rico en posibilidades, 'Slender Man' carece de toda la originalidad que podría esperarse de ella. En lugar de esto, White recalienta un refrito sin pies ni cabeza de todos los clichés habidos y por haber en el género, revelando una gran influencia del j-horror —ya presente en los tráilers— y copiando descaradamente la premisa del clásico 'Ringu' de Hideo Nakata para, después, reducirla al más absurdo ridículo.

Slender Man

Así, una vez visionado el vídeo maldito de rigor —disfrazado de invocación online— la cinta se centra en el enfrentamiento de sus cuatro insulsas protagonistas, carentes de un tratamiento y desarrollo que favorezcan la empatía hacia ellas, a una criatura presuntamente sobrenatural —pese a alguna demencial sobreexplicación— cuyos patrones de conducta, al igual que el libreto, carecen de todo sentido y coherencia interna.

Este sindiós sólo da pie a la construcción de un relato sometido a los caprichos del director y su guionista David Birke, cuya falta de lógica, sumada a lo rutinario de su narrativa, convierten la hora y media de metraje de 'Slender Man' en una experiencia tortuosa, aburrida, repetitiva, y con más de un momento proclive al bochorno ante tanto despliegue efectista, pero nada efectivo.

Slender

Porque si a nivel narrativo y argumental, la película es un auténtico desastre, formalmente no mejora demasiado la situación. A excepción de algún instante particularmente inspirado del director de fotografía Luca Del Puppo, los efectos y el estilo visual del filme parecen propios de producciones de principios de siglo, dando la sensación de estar ante una obra trasnochada y poco inspirada que recuerda a un videoclip de la época en la que la M de MTV aún significaba "music".

Ni tan siquiera su, a priori, interesante lectura sobre la ansiedad adolescente y las inquietudes propias de la edad —completamente desaprovechada, aunque ajustada a la fórmula de terror para las nuevas generaciones— logra salvar a 'Slender Man' de la quema. Por suerte, siempre podremos emplear nuestro tiempo en leer alguna de las terroríficas historias que usuarios anónimos nos han ofrecido sobre la criatura de marras; escritas por amor al arte y con toda la pasión de la que carece este enésimo ejercicio sacacuartos sin alma, prefabricado para triunfar en taquilla.

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