'Shin Godzilla', el mensaje por encima del espectáculo

'Shin Godzilla', el mensaje por encima del espectáculo

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'Shin Godzilla', el mensaje por encima del espectáculo

Godzilla es, con permiso de King Kong, el rey de los monstruos cinematográficos desde el estreno de la notable ‘Japón bajo el terror del monstruo’ (‘Gojira’) hace ya más de 60 años. Desde entonces ha aparecido en multitud de películas, optándose por potenciar una imagen más destructiva -ya sea en solitario o junto a otras temibles criaturas- y ofreciendo una visión sociopolítica más devaluada, aunque aún presente en casi todos los casos.

Con ‘Shin Godzilla’ (‘Shin Gojira’) esperaba también una especie de vuelta a los orígenes con el monstruo como excusa en lugar de como fin y así ha sido, tomando en esta ocasión las tensiones entre lo nuevo y lo viejo para ofrecernos una propuesta más que digna, pero de la que he de confesar que esperaba algo más.

Japón bajo el terror del “monstruo”

Politicos Shin Godzilla

Godzilla ya no es esa criatura que visita a los japoneses de tanto en tanto, a veces creando el terror y otras ejerciendo como inesperado protector. Ese detalle da pie a que ‘Shin Godzilla’ puede sentar sus propias bases para introducir al temible monstruo y también para volver a mostrarnos una sociedad que simplemente no tiene ningún tipo de experiencia lidiando con una situación de esas características.

Ese punto de partida daba a Hideaki Anno, guionista y co-director junto a Shinji Iguchi, una relativa libertad para jugar con el impacto provocado por Godzilla y no tarda en dejar bien claro que es el apartado político lo que parece interesarle más. Por desgracia, los primeros minutos se ven lastrados por el hecho de que la inoperancia de la gente al mano se traduce en que la propia película va avanzando un poco a trompicones, incapaz de sacar jugo a lo que sucede.

Escena Shin Godzilla

Soy consciente de que ese esquematismo parece hasta cierto punto buscado, siendo mostrado de tal forma que te hace pensar por momentos en un cómic, algo comprensible dado el pasado en dicho medio de Anno. Con todo, es más una sensación que algo que pueda achacar a uno o varios detalles concretos -quizá el montaje sí tenga más peso al respecto-. Eso sirve para hacer más llevadera la sobrecarga de tópicos de la fase en la que los políticos de toda la vida no saben qué hacer y van dando palos de ciego.

Al respecto también ayuda la obvia inspiración de la película en la situación del país tras el accidente nuclear de Fukushima, siendo seguramente ese el origen de mostrar a los políticos de toda la vida como una banda de incompetentes que simplemente no saben cómo reaccionar. El problema es que la exposición resulta un tanto insatisfactoria, dificultando que uno llegue a sumergirse por completo en lo que propone Anno.

‘Shin Godzilla’, desigual pero muy estimulante

Imagen Shin Godzilla

Menos problemas tengo con las limitadas apariciones de Godzilla, aunque no me cuesta entender que haya espectadores que deseen ver más su faceta destructiva. Ahí imagino que el contenido presupuesto también ayudó lo suyo, algo que también lastra su potencia visual. Por suerte nunca llega a caer en lo cutre, que era mi gran temor, y cuenta con un par de escenas para realmente gozarlo viendo al monstruo comportarse como tal.

Sin embargo, ya he apuntado que Godzilla es la excusa en lugar del verdadero fin y eso queda totalmente claro cuando los representantes de la nueva política entran en escena. Ahí hay algún detalle un poco cogido con pinzas, pero no deja de ser un peaje razonable para que todo encaje y que la película pueda encontrar un sentido que mantener dentro del universo que plantea.

A partir de ahí pronto se opta por una dirección clara que Anno desarrolla de forma tan decidida como sencilla. Está claro que podría haber tenido aspiraciones más elevadas, pero él e Iguchi saben exactamente lo que buscan y no se complican la vida. Además, Godzilla gana presencia en ese tramo final, lo cual siempre es de agradecer, y el guion mantiene la consistencia necesaria tanto para que uno disfrute como para que siga dándole vueltas a la cabeza en lo referente a sus paralelismos con la vida real -incluyendo las relaciones con otros gobiernos-.

En definitiva, ‘Shin Godzilla’ es un reboot que merece la pena, recuperando el espíritu original de la saga y aplicándolo al singular contexto actual. Cierto que tiene varios defectos y que no le hubiera venido mal añadir cinco minutos más de puro espectáculo, pero lo que ofrece bien merece nuestro tiempo. Recomendable.

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