Las peores películas que he visto en una sala de cine: 'Esfera'

Las peores películas que he visto en una sala de cine: 'Esfera'
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Otro buen ejemplo, que me ha venido a la memoria, del esfuerzo de reunión de una serie de estupendos ingredientes que, tras un enorme fracaso en su elaboración, acabó siendo un fiasco y un título absolutamente olvidable. Aunque, en mi caso, siempre lo recordaré por el enorme sopor, irritación y sentimiento de estafa que sufrí con ‘Esfera’ (1998).

Nadie puede negar que partió con excelentes reclamos: Barry Levinson en la dirección (no es que sea un genio pero suele resolver bien sus trabajos, menos éste claro), un reparto de altura con Dustin Hoffman, Sharon Stone (en pleno apogeo en la época del estreno) y Samuel L. Jackson, aparte de una terna de secundarios que son buenos avales como Peter Coyote, Liev Schreiber o Queen Latifah. Sin olvidarnos de que se trataba de una cinta de pura ciencia ficción basada en la novela del exitoso Michael Crichton (autor de ‘Parque Jurásico’).


Nada menos que 135 minutos de duración para contarnos la historia de un grupo de científicos (seleccionados entre lo más granado) que tiene la misión de investigar la aparición de una nave extraterrestre (supuestamente) en el fondo del mar. El primer error es intentar afrontar la narración literaria al dedillo. Es decir, la cinta está formada por capítulos que se inician con el título y finalizan con una interrogante de pleno suspense.

Así, poco a poco vamos conociendo la intriga de esa aparición en el fondo marino de lo que apunta ser de procedencia alienígena. Una esfera encontrada en una nave hundida y de la que vamos conociendo detalles contados con cuentagotas. Pero lo que debería ser intriga bien manejada, creando desconcierto y expectación, se torna absoluto aburrimiento, sin credibilidad (narrativa) alguna. Y si hay algo que evite que las cabezadas somníferas se concatenen es la abusiva y prolífica utilización del ruido sorpresivo como elemento de suspense. Vamos, que cada momento se producen ensordecedores efectos sonoros que intentan evitar que el sueño nos venza.

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El plantel actoral brilla sorprendentemente por su ineficacia absoluta. Algunos dirán que Samuel L. Jackson impresiona en sus apariciones, pero lo cierto es que su papel de gruñón queda mutilado por un guión incapaz de ofrecer interés verdadero con sus protagonistas. Todos los actores son reputados científicos, pero desde el primer minuto uno no se los cree. Dustin Hoffman está espantoso. Falto de convicción y con carácter cero absoluto. Con tics, miradas y algo de comicidad (no sólo no logra convencer en absoluto, sino que incluso resulta ridículo en muchas escenas). Y Sharon Stone, pues a pesar de su look y esfuerzo por convencer en su papel de científica femenina (y ex pareja del papel de Dustin), no está en su sitio. No es papel para una actriz capaz de hacer derretir al espectador más frío con sus miradas y su capacidad para seducir con diálogos en condiciones. Algo de lo carece totalmente esta cinta.

Después del tedio de la historia (causado por partir de una historia original nada brillante), en la que se mezcla un tono onírico, casi surrealista, con los toques propios de ciencia ficción (y excesivas explicaciones tipo clases magistrales de parvularios mezcladas con acertijos irritantes), llega a un desenlace que provoca risa. Pero antes de la carcajada uno se enoja porque resulta tan flojo, tan incompleto, tan banal y tan absurdo que se tiene que reír como auténtica manifestación de lamento. Tanta intriga, tanto suspense sostenido para resolver la historia de un plumazo. Si Levinson quería impactar (aunque es fiel a la floja obra original) con ese desconcertante giro, lo consigue, pero negativamente.

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Ese ambiente claustrofóbico que se crea en el laboratorio submarino donde se encuentran los científicos podría haber dado mucho más de sí. Ahí había un escenario ideal para el enfrentamiento dialéctico de sus protagonistas, pero acaba siendo demasiado convencional, predecible. Sus explicaciones del supuesto origen de la esfera provocan risa, no hay nada peor que intentar parecer erudito y agudo científico sin ni siquiera estar convencido de lo que se dice.

Los efectos especiales los he dejado para el final. Para una historia de tanto suspense, con un escenario reducido y asfixiante, quizás no habría que haber diseñado tanta parafernalia submarina. Y así, como por imposición de la producción, nos meten en la historia una galería de criaturas para asustar (medusas-killer, pescadillas-dragón,..), por no mencionar esa catarata de huevos mortíferos que dan risa en vez de pánico. Un refrito de ‘2001’, ‘La Cosa’ o ‘The Abyss’, pero con una absoluta incapacidad para entretener y ser verosímil. Grandísimo fiasco.

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