'Lars y una Chica de Verdad', incomunicación

'Lars y una Chica de Verdad', incomunicación
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La incomunicación es el gran problema del ser humano. A gran o pequeña escala el no escucharnos con atención, el no establecer un diálogo, sin pararnos siquiera a reparar en las posibles causas del no entendimiento, es el origen de todos nuestros enfrentamientos. En unos tiempos en los que la red parecía derribar muros entre culturas y ayudar en la medida de lo posible a que todos nos conozcamos, y por ello nos entendamos, un poco más, el problema se acrecienta si cabe todavía más. La gente escribe en sus blogs, protesta al vacío, grita a desconocidos y airea intimidades con una facilidad pasmosa, y nadie escucha, no leen, no entienden, no se paran. Se van a tener que tomar medidas para que muchos sean escuchados, como la que toma el joven protagonista de 'Lars y una Chica de Verdad', claro reflejo de todos aquellos que se encuentran solos por la falta de entendimiento de sus propios semejantes, ahogados en un mundo en el que todos quieren hablar al mismo tiempo. Son muchos los que se sienten solos, y esta película habla de todos ellos, a través de una historia dotada de realismo mágico rayando con la ingenuidad típica de otros tiempos.

'Lars y una Chica de Verdad' versa sobre un tímido joven que apenas se relaciona con nadie, incluso no quieres ser tocado. Vive al lado de su hermano y su cuñada, preocupados por la soledad de Lars. Pero un día éste les da una sorpresa de la gordas: les lleva a su casa a la mujer de sus sueños, Bianca. El problema es que ésta es una muñeca hinchable que ha encargado por Internet, a la que trata como si se tratase de una persona de verdad. Su hermano y cuñada, apoyados en las expertas opiniones de una psicóloga deciden seguirle el juego a Lars con la intención de llegar a comprenderle. Muy pronto todo el pueblo tomará parte en tan surrealista juego.

'Lars y una Chica de Verdad' recuerda en buena parte a aquellas viejas películas dirigidas por Frank Capra, salvando las distancias lógicamente. Es una película llena de buenos sentimientos, y en la que todos sus personajes parecen carecer de atisbo alguno de maldad. Ése, a mi juicio, es uno de los principales errores del film, que todos entran enseguida en el juego propuesto por Lars, sin apenas cuestionarse que en el fondo están haciendo caso a un loco con una muñeca. Ni siquiera nuestro joven protagonista se encuentra con difíciles obstáculos que sortear en su alocada misión. Un poco difícil de creer, sobre todo en estos tiempos, en un film que presume claramente de ser una película realista, por mucho que tire de la metáfora y las segundas lecturas. También podríamos achacarle el hecho de que en semejante propuesta existan unas pizcas de pedantería y pretenciosidad, revelándose en ciertos momentos en el guión el capricho, que no la coherencia (las razones por las que Lars decide terminar con su particular historia).

Pero aún así, 'Lars y una Chica de Verdad' desprende verdadero cine, lleno de aire puro, en algunas de sus imágenes. Según avanza, con lentitud, vamos entrando cada vez más en su mundo, y la película gana conforme desarrolla su peculiar premisa. Una premisa que por momentos cae algo en la monotonía y la repetición de situaciones, pero que está llena de personajes carismáticos, a los que da vida un elenco de actores entregados a su labor. Por supuesto, la verdadera estrella de la función es un inspirado Ryan Gosling, demostrando una vez más que puede meterse en la piel de cualquier personaje. El actor transmite a la perfección las inquietudes e inseguridades de su tímido Lars, sin caer jamás en la caricatura o el histrionismo fácil, a pesar de que dicho personaje las tiene todas para que cualquier actor se pase un poco de rosca. Al lado de Golsing destaca Emily Mortimer dando vida a su cuñada, la más preocupada de todos por Lars y lo que le ocurre, y dispuesta a lo que sea para conocerle. Un personaje simpático, como lo son la mayoría en la película, dinámico y que se hace querer, gracias a la enorme energía que le pone la actriz. Paul Schneider sería el punto flojo en el reparto, con un rol mucho más típico y mucho menos desarrollado que los demás. Y Patricia Clarkson cumple con creces, aunque su personaje parece un poco vacío. 'Lars y una Chica de Verdad' supone el debut de Craig Gillespie, quien apoyado en un conciso guión de Nacy Oliver (se nota su procedencia de la serie 'A Dos Metros Bajo Tierra', maravillosa donde las haya), nominado al Oscar, consigue apartarse de la factura de telefilm, y nos brinda una buena película, amable y simpática, que trata temas tan serios como la incomunicación o la soledad de forma un tanto cómica, pero sin cargar las tintas. Está llena de situaciones graciosas, pero éstas son mostradas con un tono sereno y tranquilo que impide afortunadamente tomarnos la película como un chiste a pesar de lo chistoso de su punto de partida. Lo que sí parece una broma es el hecho de que Gilllespie luego hiciera una película como 'Cuestión de Pelotas'. Es uno de esos misterios de la naturaleza que no pueden ser explicados.

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