'La sombra del poder', un denso thriller político y periodístico

'La sombra del poder', un denso thriller político y periodístico
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‘La sombra del poder’ (‘State of Play’) es la adaptación de una miniserie de la BBC en la que Kevin Macdonald cuenta cómo Cal McAffrey (Russell Crowe), un periodista de la vieja escuela, que trabaja para un diario en crisis, cubre la noticia de un extraño tiroteo en el que ha muerto un ladronzuelo de bolsos y ha quedado en coma un repartidor de pizzas. Della Frye (Rachel McAdams), una joven encargada del blog del Capitolio, en la sección en línea de la publicación, da cobertura a un posible escándalo: el congresista Stephen Collins (Ben Affleck), casado, ha llorado ante las cámaras tras la muerte de una de sus ayudantes, por lo que todo el país sospecha que haya habido adulterio. Della le pregunta a Cal qué sabe del asunto, ya que Collins y él fueron compañeros de habitación en la Universidad.

El guión, que firman Matthew Michael Carnahan, Tony Gilroy y Billy Ray, concentra los seis capítulos de la serie y es ésa probablemente la razón de que ‘La sombra del poder’ sea una de las películas más intensas que he visto en mucho tiempo. La trama es muy atrayente y está llena de grandes ideas, además de que la forma en la que se dosifica la información es muy inteligente. No significa que no haya algún giro que se pueda anticipar, pero ocurren tantas cosas distintas y con tanta velocidad, que eso no influye negativamente. Lo que es más importante: la película es muy densa, pero en ningún momento se ve confusa ni da la sensación de eludir temas. El tratamiento de los personajes está a la altura de las intrigas políticas que se investigan, por lo que no hay un solo aspecto que se pueda reprochar al contenido de la película.

En cuanto al continente, ‘La sombra del poder’ tiene un montaje magnífico que le confiere un ritmo trepidante. Esas dos horas y cuarto que dura son necesarias y no se hacen pesadas. El estilo de rodaje de Macdonald nos aporta una película grandiosa, importante, con planos cenitales de bella composición y algún momento de cámara en mano que no molesta. La dirección de actores es buena y entre los méritos del cineasta también se puede mencionar la capacidad para crear tensión en más de una ocasión.

Son más que claras las referencias como ‘Todos los hombres del presidente’ o quizá ‘Zodiac’, aunque con respecto a la de Fincher, que a mí me gustó, habría que tranquilizar a los lectores que la encontraron aburrida diciendo que no les va a pasar lo mismo con ‘La sombra del poder’. La de Pakula presentaba su crítica al momento político, pero por encima de eso, hacía una loa a la figura del periodista que la elevaba casi a la categoría de héroe. En una época en la que se cuestiona el futuro (y casi el presente) de la prensa en papel, Macdonald recupera a ese denostado cuarto poder volviendo a presentar a los reporteros como los verdaderos salvadores de la patria, sin por ello omitir del todo las disquisiciones morales que su labor pueda conllevar.

Affleck Crowe

Como ya anunciamos, durante la preproducción de ‘La sombra del poder’ se dieron varios cambios de reparto. El personaje de Affleck en un principio lo iba a hacer Edward Norton, mientras el de Crowe le correspondía a Brad Pitt. Con el primero de los cambios hemos salido claramente perdiendo, pero en el segundo caso se agradece la modificación, ya que el neozelandés es mucho más adecuado para el personaje. Affleck, además de que es un actor algo hierático y que se percibe artificial cuando intenta expresar emociones, resulta demasiado joven para el papel o, por lo menos, demasiado joven para su esposa y para su mejor amigo. Por lo tanto, es la parte más floja de una película que, por lo demás, es impecable. Crowe encarna a un personaje muy matizado –es decir: con virtudes y defectos—, que es la columna vertebral de la película, y lo hace sin tacha.

De Rachel McAdams se podría decir que abusa de los ojos de cordero, pero ya que lo menciona un personaje en un diálogo, concedemos que será parte de la interpretación de su Della. Lo difícil para ella era darle la réplica al veterano Crowe y lo consigue sin problemas. Robin Wright Penn es lo que tiene que ser, es decir, una especie de adorno o de figura: su actuación consiste en poco, pero es que el propio personaje está interpretando también esa figura de florero que son las esposas de los políticos que sirven únicamente para comparecer y recibir elogios o críticas. Completan el reparto grandes nombres con pequeños papeles, como Helen Mirren, quien interpreta a una carismática directora del periódico; Jason Bateman, como un testigo clave; Jeff Daniels, en la piel de un político importante, o Viola Davis, como forense que aparece en una sola escena. Todos ellos están grandiosos y, aunque su presencia sea breve, confieren una gran importancia al film.

Estoy segura de que la serie ‘State of Play’, creada por Paul Abbott y dirigida por David Yates, será la que aporte las ideas al film, lo cual confirma lo que ya venía pensando desde hace un tiempo: los productos con contenido interesante se hacen hoy en día con más frecuencia para televisión que para cine. Quienes han visto la miniserie antes que la película se han sentido defraudados, pero ya que mi aproximación ha sido la contraria, he disfrutado el film con una sensación de entretenimiento y enganche que hacía tiempo que no tenía en una sala de cine. Ahora veré la serie y comprobaré si me gusta tanto o más.

Más información en Blogdecine sobre ‘La sombra del poder’.

Mi puntuación:

4,5

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