'La ladrona de libros', la trágica odisea de Liesel

'La ladrona de libros', la trágica odisea de Liesel
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Una de las peores cosas que puede hacer todo cinéfilo es convertir el visionado de películas en algo rutinario, ya que toda la magia --o encanto si preferís llamarlo así-- de la experiencia pasa a convertirse en una vivencia más a la que ya hemos condenado de antemano a ser como mucho una forma preestablecida de pasar el rato. Yo he sido el primero en hacerlo en varias ocasiones, lo que ha acabado traduciéndose en que ya no recuerde casi detalle alguno sobre esas películas y sé que lo más justo sería volver a verlas, pero hay tanto cine por descubrir que la gran mayoría de ellas jamás abandonarán ese limbo en el que nunca debieron estar.

Esa pequeña reflexión viene al caso porque tengo que reconocer que es algo que me ha sucedido en alguna ocasión con películas que he reseñado en Blogdecine, procediendo a olvidarlas casi de inmediato tras haber publicado mi crítica. Hace ya tiempo que es algo que no hago de forma deliberada --hay cintas tan neutras e intrascendentes que no podrían invitar más a ello--, pero hay ciertos títulos con los que tengo ese miedo antes de entrar a la sala y a veces simplemente tenía razón. Eso es lo que temía que sucediera en el caso de 'La ladrona de libros' ('The Book Thief', Brian Percival, 2013), pero puedo decir con alegría que me equivoqué, ya que el salto al cine de la célebre novela homónima de Markus Zusak cuenta con suficientes virtudes para disfrutar de su visionado.

Geoffrey Rush y Sophie Nélisse en

Tengo que reconocer que no he leído el original literario --y tampoco tengo especial interés en remediarlo--, por lo que aquellos fans del libro de Markus Zusak tendrán que buscar en otro sitio si lo que realmente les interesa es saber hasta qué punto estamos ante una adaptación que siga al pie de la letra una obra que logró cautivarlos. Una vez aclarado esto, entremos en materia con 'La ladrona de libros', una cinta que apuesta por un tono pausado y una aproximación suficientemente neutra al espinoso material que tiene entre manos para intentar llegar así a la mayor cantidad de público posible. Sin embargo, esa neutralidad no es algo que resulte tan molesto como en otros casos similares --estoy pensando sobre todo en 'El niño con el pijama de rayas' ('The Boy in the Striped Pajamas', Mark Herman, 2008)--.

La decisión de contratar a Brian Percival, un realizador que ha conseguido cierta reputación en los últimos años gracias a su trabajo en la televisiva 'Downton Abbey' (Varios, 2010-En emisión), ya delata que estamos ante un título que no quiere revolucionar nada, sino que simplemente quiere mostrar cierta solvencia en una historia de valía ya demostrado. El propio Percival parece ser consciente de ello y huye de cualquier complicación en su trabajo de puesta en escena, donde se muestra pulcro manejando la cámara con eficacia, pero no esperéis ninguna aportación relevante, ya sea introduciendo ideas propias o reforzando el libreto de Michael Petroni, un guionista tan especializado en las adaptaciones literarias como incapaz de ir más allá de lo meramente correcto en cualquier aspecto que tenga que abordar.

Imagen de la película

Tampoco esperéis grandes alardes en los aspectos técnicos, donde todo está perfectamente medido para que nadie pueda poner grandes pegas al trabajo de reconstrucción, pero también resulta ligeramente superficial al carecer de la fuerza necesaria para realzar las penurias de la familia protagonista o de todos aquellos a su alrededor. Todo ello se exterioriza principalmente a través de los diálogos, la solución perezosa aunque no mala per se. En el caso de 'La ladrona de libros' funciona con bastante corrección, ya que tampoco es algo de lo que se abuse y hay que reconocer que Petroni consigue cierta naturalidad en unos diálogos que ganan aún más enteros gracias al notable trabajo de sus protagonistas, el principal atractivo de la función.

Hace ya años que considero a Geoffrey Rush como uno de esos pocos actores actuales que con su mera presencia ya mejora todas las cintas en las que se deja ver. Pueden ser títulos muy interesantes como 'La mejor oferta' ('La migliore offerta', Giuseppe Tornatore, 2013), una de mis películas favoritas del año pasado, o bodrios como 'Piratas del Caribe: En mareas misteriosas' ('Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides', Rob Marshall, 2011), pero él siempre cumple. En 'La ladrona de libros' tiene un personaje muy agradecido para conseguir la simpatía del espectador, ya que es el, para que me entendáis con facilidad, poli bueno del matrimonio en la ficción que le une a una excelente Emily Watson --su personaje no podría ser más tópico y previsible, pero ella consigue darle una muy necesaria humanidad que en otras manos podría haber resultado insufriblemente impostada--, lo cual le permite varios momentos de complicidad con la protagonista y ser el intérprete adulto con más posibilidades de juguetear con un personaje en el que también borda el pequeño puñado de momentos dramáticos a su disposición.

Sin embargo, las auténticas sorpresas de 'La ladrona de libros' para quien esto escribe son sus dos protagonistas infantiles, ya que no llegué a ver en su momento a Sophie Nélisse en 'Profesor Lazhar' ('Monsieur Lazhar', Philippe Falardeau, 2011) y Nico Liersch no había participado con anterioridad en nada reseñable que traspasara las fronteras de su Alemania natal. Ambos logran que la película transmita verdad con unas interpretaciones que consiguen superar las limitaciones del guión para crear una conexión emocional entre lo que sucede en pantalla y el espectador. Poco importa que ya nos olamos todo lo que va a ir pasando --el desenlace, donde la voz en off gana una importancia notable, es la gran excepción--, porque realmente nos importa lo que pueda pasarle a Liesel y Rudy.

Liesel y Rudy

En definitiva, 'La ladrona de libros' no es una gran película --tampoco pretende serlo y no hay nada de malo en ello--. pero tampoco el producto anodino que parecía condenado a ser, ya que la corrección es la nota reinante con la excepción del excelente trabajo de sus protagonistas, quienes consiguen convertirla en una opción recomendable para ver en cualquier momento, ya sea de forma inminente en una sala de cine --preferiblemente aprovechando la oferta que entra en funcionamiento el próximo miércoles-- o dentro de un tiempo sentados bien cómodos y calentitos en el sofá de nuestra casa.

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