'La Joven del Agua', precioso cuento sobre el destino de nuestras vidas

'La Joven del Agua', precioso cuento sobre el destino de nuestras vidas
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El trailer de 'The Life Before Her Eyes' me recordó que tenía una cuenta pendiente. Hablar aquí de 'La Joven del Agua'. Recientemente, el pasado mes de diciembre, volví a verla, en DVD, aprovechando una compra que había realizado meses antes (consumista compulsivo de películas que es uno), pero, sobre todo, la excusa de que cierta persona, por cuyos huesitos se muere un servidor, se la perdió en su momento y sentía mucha curiosidad por un film que había provocado reacciones tan dispares. Si no recuerdo mal, en Blogdecine se produjo también esta fuerte división; hubo casi una división entre varios de los editores, a los que nos encantó 'La Joven del Agua', y la mayoría de los lectores, representantes de la mayoría de los espectadores, a los que el film les resultó una aburrida tontería (o cosa similar).

El segundo visionado puede producir curiosos resultados (preguntad a Alberto por 'El Dilema'), y de hecho temía que mi primera valoración de la película se cambiase ahora por una menos entusiasta, suprimida de la ecuación la gigantesca y mágica pantalla de cine. No fue así. Sigo manteniendo que la séptima película de M. Night Shyamalan, esta 'Lady in the Water', es una preciosa y emocionante pieza artística.

Como expreso en el titular de esta crítica, la película es un cuento. Es fantasía. Pero como en anteriores películas de Shyamalan, esto es sólo un envoltorio que permite determinadas situaciones extraordinarias, fuera de las cuales los personajes son tan normales y corrientes como cualquiera de nosotros. Es esta fantástica realidad una de las principales características de la obra de un cineasta que desgraciadamente parece que cuenta cada vez con menos apoyo, en todos los frentes. Como ocurre a menudo a muchos artistas, su mayor éxito está siendo su mayor condena.

Shyamalan

La sorprendente y magistral 'El Sexto Sentido' le hizo popular en todo el mundo. El público estaba deseando ver su siguiente trabajo. Y entonces nos ofrece la que para mí es su película más perfecta, 'El Protegido', de una factura impresionante y una capacidad para emocionar sencillamente aplastante, al alcance de unos elegidos (Clint Eastwood, Steven Spielberg y unos pocos más). Pero el público, de forma nada sorprendente, le da la espalda, decepcionado tras no encontrarse con 'El Séptimo Sentido'. Afortunadamente, Shyamalan es muy inteligente y honesto, pasó de todo aquello, aunque le suponga menos fama y menos dinero. Sus siguientes obras lo confirman, fiel a su estilo y a las historias que quiere contar, demostrando ante todo que es uno de los mejores directores del planeta. Lo quiera ver la mayoría o sólo una minoría. El tiempo le pondrá en su lugar.

Pero volvamos a 'La Joven del Agua'. La historia se centra en una joven ninfa proveniente del Mundo Azul, cuyos habitantes, hace miles de años, compartían su vida con los seres humanos, vivían en armonía con ellos. Pero las personas dejaron de escucharles y los dos mundos se separaron. Ahora, esta ninfa vuelve a establecer contacto, pues necesita la ayuda de una serie de personajes para cumplir con su misión y escapar de unos terribles monstruos que quieren asesinarla.

Destaca en esta película de tantos personajes, tan variados, la interpretación de un hombre que debería tener ya un Oscar en su poder. Se llama Paul Giamatti y su extraordinario talento ha quedado patente en títulos como 'Entre Copas' o 'American Splendor'. Aquí, en 'La Joven del Agua', vuelve a salirse. Es el actor ideal para un personaje que necesita expresar lo máximo con los mínimos gestos posibles. Es un personaje reservado, tímido, respetuoso; lleva una carga terrible en su corazón y tartamudea nerviosamente cuando habla. Impresionantes varios momentos de la película protagonizados por él, pero sobre todo mencionar el que ocurre cuando en la secuencia de la curación, se descubre su verdadero cometido, su destino. Y es que esta película, este cuento, va sobre eso, sobre encontrar nuestro sitio en el mundo, sobre saber escuchar y ver las señales. En este sentido, hay en el film varios elementos o situaciones que recuerdan a anteriores películas de Shyamalan, como esos personajes que "sirven" para algo concreto que ocurre al final ('Señales'). Con elementos me refiero al color rojo (ya sabéis la importancia que tiene en el 'El Sexto Sentido'), que aquí se reserva a los terribles ojos del lobo, o al agua, fundamental en 'El Protegido', se transforma en el hogar de la ninfa y en lo que le permite sentirse más viva.

Por otro lado, aplaudir también la composición, precisamente, de la joven del agua, la señorita Bryce Dallas Howard. La actriz, que ya había coincidido con Shyamalan en 'El Bosque', también es la elección perfecta para el papel de ninfa marina o Narf. Su físico, ayudado por el maquillaje, la magistral fotografía de un Christopher Doyle impresionante (Wong Kar-Wai le debe mucho) y la planificación de Shyamalan, transmite la sensación de estar ante un ser especial, mágico. Sus suaves y lentas palabras, esos movimientos elegantes, y sus preciosos ojos llegan a transmitir la magia que acompaña siempre a la película. Destacar también, en este sentido, el sensacional trabajo de James Newton Howard, componiendo una banda sonora que eriza la piel en todo momento.

Lo peor de la película en realidad es algo al margen de ella misma. Quiero decir que con un poco de pasta, se podría haber solucionado y habríamos visto un film más perfecto. Son esos efectos especiales muy poco acertados que se usan para crear a los monstruos de la historia. El lobo hay veces que canta mucho y los "monos-palo" son especialmente horribles. Por otro lado, y siguiendo en la tabla de defectos, que los tiene como cualquier película, la repetitiva petición de detalles por parte del personaje de Giamatti, a las vecinas asiáticas resulta un poco pesado. No tiene mucho sentido que no le preguntara más cosas en menos veces. Pero bueno, a veces las personas podemos ser así, ¿nos os ha pasado alguna vez que salís de un sitio y nada más cruzar la puerta os lleváis la mano a la frente por olvidar algo fundamental? Pues eso. Pero sí, de acuerdo, en una película hay que econominar. Cierto. El cine de hoy dura demasiado. En 70 minutos se pueden contar historias de todo tipo sin que falte nada en absoluto.

Por (pen)último, destacar el guantazo que Shyamalan se permite en 'La Joven del Agua' hacia los críticos, especialmente a los que no han sabido valorar su cine; desprestigiándolo por chorradas como, por ejemplo, que en la vida real las personas no dicen en voz alta lo que piensan. El personaje de Bob Balaban, el crítico que se traslada a vivir al lugar de la historia, es brillante, está muy bien escrito e interpretado, y tiene algunas escenas sencillamente desternillantes. Por supuesto, cada vez que abre la boca para intentar adivinar por dónde irá la trama, se equivoca, poniendo incluso en peligro la vida de la protagonista. Y curiosamente es el único al que el lobico consigue hincarle el diente.

En definitiva, 'La Joven del Agua' es una bellísima joya cinematográfica de un cineasta que navega a contracorriente. Para nuestro gozo. Necesitamos a gente como Shyamalan. Para seguir creyendo en el cine actual, para seguir emocionándonos con historias que van más allá de la realidad, protagonizadas por personajes que viven, sienten y sueñan como cualquiera de nosotros. Maravillosa rareza.

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