'La forma del agua': una fábula romántica que es también una reivindicación total del cine fantástico

'La forma del agua': una fábula romántica que es también una reivindicación total del cine fantástico

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'La forma del agua': una fábula romántica que es también una reivindicación total del cine fantástico

Gustos personales aparte, y a falta de ver qué papel juega en los Oscars, donde puede arrasar con todo o quizás ser una de esas míticas fracasadas recordadas por todo lo que no se llevaron, ya podemos decir que 'La forma del agua' ha hecho historia. Desde luego, en la filmografía de Guillermo del Toro, donde va a suponer un antes y un después temático, y también desde la perspectiva de que ya muchos la califican como su mejor film, con todo lo que eso conlleva.

Pero para el crítico que llega, como yo, a hablar de 'La forma del agua' cuando se han publicado cientos de textos sobre lo nuevo de Del Toro, se le complica la tarea si quiere cumplir con su obligación sin caer en tópicos demasiado manidos. La Bella y la Bestia, la Laguna Negra, fábula macabra o crítica de la segregación y las desigualdades sociales en un contexto de cuento de hadas, todo son recursos que se han empleado para describir a 'La forma del agua' y que se van a seguir utilizando.

La condición de cuento para adultos de 'La forma del agua' le obliga a jugar con las convenciones para retorcerlas, en este caso erotizarlas y proporcionarles un subtexto de cítica social. Pero tiene que quedar algo de su primigenia condición de película que se sostiene en tropos centenarios: la belleza interior, la mezquindad de los opresores y la bondad de los débiles. 'La forma del agua' no quiere revolucionar nada, más bien al contrario: usar los temas de siempre para contar una historia levemente distinta.

Y aún así... ¡no demasiado distinta! El poder beatífico, hipnótico, del cine clásico; el arte como una forma de comunicación sanadora y entre especies; o el progreso y la civilización como una forma de anulación de los individuos que no son capaces de integrarse. No son mensajes que precisamente suenen a nuevos. Ahí es donde Guillermo del Toro encuentra la principal fuerza de su historia, y también su mayor problema. Del Toro es un narrador de historias personal y original... pero las historias que emplea son las de siempre.

'La forma del agua' es perfectamente coherente con las obsesioenes temáticas y estéticas de Del Toro. Como él mismo ha dicho, trata por primera vez temas no exclusivamente vinculados a la infancia, pero huelga decir que la pareja protagonista de esta peripecia romántica, por mucha carga erótica que conlleve su relación, tienen el candor, la pureza y la ingenuidad de un par de niños. Para Del Toro la película puede ser un punto y aparte en su carrera, pero en la mayoría de sus aspectos es un punto y seguido.

Temporada de premios, temporada de anfibios

Lo que sin duda, es una de las razones que hacen tan excitante la gran cantidad de premios que está cosechando (sobre todo, la categoría de esos premios) y los que puede que le queden todavía por recoger. A título personal, no considero a Guillermo del Toro el gran creador de cine fantástico de nuestro tiempo, pero sí alguien que ha demostrado una coherencia en toda su carrera, hasta un punto ciertamente riguroso, que muchos autores más respetados podrían envidiar.

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Y sea cual sea la conclusión del debate, algo estéril y que ya hemos comentado por aquí, acerca de si 'La forma del agua' es o no una película de terror y, por tanto, eso la convertiría en la primera película de terror en ganar un Oscar (o no: depende de cómo califiques a 'El silencio de los corderos'... y a mi me parecen demasiados "o no"), eso no le quita méritos. En términos generales, su triunfo lo sería también de un cine fantástico escorado hacia el terror (hay un monstruo, hay metáfora típica del cine de miedo, hay guiños a clásicos del género), así que tampoco hay necesidad de ponerse especialitos. Las etiquetas son para fulminarlas.

Una carretada de Oscars, independientemente de si se los merece o no en cada categoría específica (en la mayoría de los técnicos hay pocas dudas, en los artísticos algo más), sería un reconocimiento de la industria al género más rentable del momento. Pero también al que está haciendo más películas de riesgo en los últimos tiempos. Los hipotéticos Oscar para 'La forma del agua' no afectarían solo a los galardonados directos: abrirían puertas para una respetabilidad para según qué tipo de películas que tendría que haber llegado hace tiempo. Y por aquí nos encantaría verlo.

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