'La Batalla de Hadiza', todos somos malos

'La Batalla de Hadiza', todos somos malos
Facebook Twitter Flipboard E-mail

Hace dos semanas se estrenó en nuestro país 'La Batalla de Hadiza' ('Battle for Haditha', 2007), la énesima crítica a la Guerra de Irak que hemos tenido este año, y de las primeras que aún nos quedan por venir, deduzco que durante mucho tiempo. Podría emparejarse el film con la última gran obra de Brian De Palma, 'Redacted', con la que la presente guarda más de un parecido. Ambas narran hecho reales y terribles vividos por soldados americanos destinados a Irak, ambas están filmadas con técnica de documental, por eso de hacerlo más realista y creíble, pero todo se acaba ahí. Ambas critican la guerra (todas las guerras), y a los locos que las originan, y el desencadenado de violencia que puede explotar de un hecho en concreto. Por supuesto, la película de De Palma habla de más cosas, pero la de Nick Broomfield opta por no posicionarse políticamente y a ambos lados deja por los suelos, y dejando bien claro que las cosas no son o blancas o negras, hay una infinita gama de grises por el medio.

'La Batalla de Hadiza' narra un atentado que sufre un convoy militar de americanos, en el que resulta muerto un hombre, y dos malheridos. En represalia por dicho ataque, los marines, dejándose llevar por la venganza, asesinan sin piedad a 25 personas que estaban cercanas al lugar del atentado, y entre las que se encuentran mujeres y niños. Una barbarie sin sentido típica de una guerra sin sentido.

A pesar de sus buenas intenciones, y de lo cruel del asunto al espetarnos delante de nuestras narices unos hechos tan crudos como los que se nos muestran en el film, éste posee una total falta de interés en su primera mitad, cuando nos acerca a la cotidiana vida de los marines y también a las de los terroristas. En paralelo asistimos a sus charlas, al día a día cada vez más monótono, cada vez más inútil, cada vez más peligroso, tanto para unos como para otros. Pero es tan sumamente aburrida esta parte que prácticamente nada nos llama la atención, quizá porque sabemos de sobra lo que nos espera y el déjà vu que sentimos durante todo este tramo juega en contra del film. No nos importa la vida diaria de los soldados, ni la de los otros tipos dolidos por la invasión americana, se les dan muchas vueltas a lo mismo sin que la película avance hacia algún lado, salvo esa explosión de violencia, donde afortunadamente cambian las tornas.

Porque es en esa parte donde Broomfield descubre sus mejores armas, nunca mejor dicho. Y unos personajes que hasta ese momento no nos resultaban interesantes, empiezan a mostrarnos sus reacciones ante algo que les supera sobremanera. Una vez, en paralelo, vemos por un lado a los marines llenos de rabia que descargan a diestro y siniestro sobre el primero que se les acerca de forma sospechosa, e incluso matando por matar (mostrado esto con una frialdad que asusta). Es en el personaje central, por así llamarlo, de cierto cabo donde vemos reflejadas las dudas y el miedo del momento, un hombre que sabe de sobra lo mal que están reaccionando en ese instante, pero no puede, o no quiere, hacer nada para evitarlo. En frente de él, argumentalmente hablando, uno de los terroristas se da cuenta de las devastadoras consecuencias de su atentado, su odio a los americanos es real, pero de haberlo sabido nunca hubiera tomado parte de esta masacre. Los dos lados tiene su conciencia, los dos lados se arrepienten a su forma, y lo encaran como pueden, o las circunstancias les permiten. Así, el director invita al debate y a la reflexión, algo muy necesario en nuestros días. Y el haberlo hecho con total sinceridad es lo mejor de esta película.

Para aquel que no lo sepa, la película está basada en hechos reales, aunque me temo que esto cada vez nos impacta menos. El cine es ficción, y tal vez aquí haya un exceso de realismo, desde la puesta en escena hasta la participación de un elenco de actores, la mayoría de ellos con muy pocos trabajos interpretativos, o ninguno, a sus espaldas, para que así no asociemos a ninguno de los personajes con una cara conocida. La operación se queda a medio camino, pues por culpa de una primera parte realmente tediosa, tardamos en entrar en la segunda, a pesar de sus efectividad. No obstante, un film correcto, realizado con valentía y sin ningún tipo de tapujos. ¿Es suficiente? vosotros decidís.

Comentarios cerrados
Inicio