'Infiltrados en clase', suspenso

'Infiltrados en clase', suspenso
Facebook Twitter Flipboard E-mail

Cuenta mi compañero Mikel en su crítica de ‘Infiltrados en clase’ (‘21 Jump Street’, Phil Lord, Chris Miller, 2012) que un cinéfilo no sólo debe disfrutar con obras maestras, sino con entretenimientos para pasar el rato. Totalmente de acuerdo. Pero sin entrar en polémicas absurdas sólo diré que en el caso que nos ocupa no puedo estar conforme, a no ser que pasar el rato sea reírse en un par de chistes y estar el resto de la película con cara de circunstancias. Al menos es lo que este sufrido cinéfilo ha experimentado en el visionado de la enésima adaptación de una conocida serie de televisión que curiosamente dio a conocer al hoy mundialmente famoso Johnny Depp. ’21 Jump Street’ —creación del eterno Stephen J. Cannell— se tituló en nuestro país ‘Nuevos policías’ y tuvo el suficiente tirón en la audiencia.

Dos décadas después, en plena efervescencia de falta de ideas para realizar un blockbuster a partir de material original, llega el salto al cine. Los directores de ‘Lluvia de albóndigas’ (‘Cloudy with a Chance of Meatballs’, 2009), Phil Lord y Chris Miller, se estrenan en un largometraje de imagen real tras su bien recibido debut animado. La fórmula es fácil: policías, el instituto, drogas, empollones, peleas, tiros y un jefe gritón. El resultado dista mucho de una decente mezcla de todos esos elementos, y adolece de ese extraño mal que parece reinar en el actual cine de entretenimiento: no pasar de la premisa, dando la sensación de estar ante el prólogo de una historia mayor. Por otro lado, sus dos actores principales, Channing Tatum y Jonah Hill, no ayudan a evitar el desastre.

21jumpstreet insti

(Spoilers) Michael Bacall escribe un guión que parte de una historia propia, en la que también ha participado Jonah Hill, no por casualidad uno de los productores del evento al lado de Tatum. Un pequeño prólogo nos muestra a los dos personajes principales, Schmidt (Hill) y Jenko (Tatum) en su años en el instituto. El primero es objeto de las burlas del segundo. Una muy tópica escena sobre un rechazo amoroso sirve para subrayar lo evidente: los caracteres totalmente diferentes de los dos personajes, que por obra y gracia del guionista se llevarán de miedo en su años de aprendizaje en la policía, donde serán compañeros inseparables. Debido a su aspecto juvenil, serán enviados a una unidad que se infiltra como estudiantes en los institutos para evitar delitos entre los adolescentes. El caso que encargan a Schmidt y Jenko es duro: una nueva droga que circula entre los jóvenes tiene efectos letales.

Lo que viene después no se aparta ni un ápice de los tópicos más previsibles, centrándose sobre todo en las experiencias que viven dos hombres adultos en su vuelta al instituto. El cambio de roles —el guay ahora es rechazado y el rechazado ahora es el tío más popular del instituto— da paso a los típicos celos entre amigos, mientras el caso pasa a segundo plano para después resolverlo en un tiroteo y de un plumazo. Antes el film basa su supuesto interés en las tonterías que Schmidt y Jenko protagonizan en las aulas, mientras confraternizan con los sospechosos. No falta por supuesto la chica que le hará tilín a uno de los protagonistas, con la que la película no reniega de enviar un mensaje moralizador y harto conservador. Del villano no nos tenemos que preocupar, no tiene suficiente peso en la trama, más centrada en otras cosas, siempre anda cabreado y recibirá su merecido.

21jumpstreet chief

Uno de los principales problemas con los que me encuentro al enfrentarme a una película como ‘Infiltrados en clase’ es que no me creo a sus dos actores centrales como agentes de policía. Con respecto a Channing Tatum poco hace que decir, su inexpresividad salta a la vista, y Jonah Hill me resulta tan anodino como Michael Cera, dos actores muy similares que parecen interpretar el mismo personaje en todas sus películas. El feeling, absolutamente necesario en toda buddy movie, es un poco justo, y hasta creo que en su intento de hacer comedia quedan por debajo de su compañero Ice Cube, que da vida a su jefe, una especie de parodia en sí misma del típico jefe de policía gritón y mal hablado, pero de fondo noble. En cualquier caso, todos quedan ensombrecidos cuando cierto actor famoso hace una aparición estelar y sin demasiado esfuerzo anima la función. Una pena que esto ocurra cuando ya es demasiado tarde.

Si Phil Lord y Chris Miller dejaron en su anterior film algún rastro de personalidad, en ‘Infiltrados en clase’ desaparece por completo. Demasiado supeditada al gag fácil, el film se resquebraja en una muy anodina y funcional puesta en escena, bordeando peligrosamente el telefilm, por no hablar de los cambios bruscos de ritmo. Los casi nulos aciertos de la película se encuentran en algunos detalles dispersos del guión y que juegan en cierto modo con los tópicos de las cintas de acción policíacas, como por ejemplo, las esperadas explosiones en las persecuciones. O por otro lado esa profesora —ojo al dibujo que se hace del profesorado, ni uno normal— que queda impresionada por Jenko y se pone nerviosa cada vez que este aparece. A veces los pequeños detalles marcan la diferencia, aquí evitan que la película sea un completo bodrio. Por poco.

Comentarios cerrados
Inicio