'Hermanos por pelotas' ('Step Brothers'), una buena idea desaprovechada

'Hermanos por pelotas' ('Step Brothers'), una buena idea desaprovechada
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Por alguna extraña razón que no alcanzo a comprender, aunque me consta que para muchos es algo sencillo, e incluso razonable, 'Step Brothers' se estrenó en España, el pasado 31 de octubre, con el título de 'Hermanos por pelotas', en lugar de 'Hermanastros'. Puede que con ese título más "gracioso" (digo yo que eso es lo que pensarán) se quisiera atraer a más público, pero lo que consiguen, me consta, es alejar a gente que de otro modo se habrían interesado por el producto.

En cualquier caso, y para ir al grano, vaya por delante que no recomiendo ir a ver este film al cine. A pesar de los trailers, que me daban mala espina, me veía defendiendo esta película, por los señores que están detrás de ella. Sin embargo, lo que podría haber sido una parodia gamberra sobre los valores familiares norteamericanos se queda en una repetitiva sucesión de bromas simplonas protagonizadas por dos niños en cuerpos de hombres.

'Step Brothers' nos presenta a un matrimonio recién formado; por un lado tenemos a una mujer divorciada y por otro a un viudo. Los dos incorporan un hijo al nuevo hogar. Lo más llamativo es que esos "pequeños" tienen ya cuarenta años. En un principio, ambos se odian y sólo quieren volver a la situación anterior, pero más adelante se convierten en amigos, al mismo tiempo que sus padres deciden que ya son mayores para vivir su propia vida, independientes...

A la hora de buscar a los principales responsables de esta 'Step Brothers', hay que señalar cuatro nombres: Judd Apatow, Adam McKay, Will Ferrell y John C. Reilly. De los cuatro, vamos a quedarnos con los tres últimos, los más implicados en la creación y desarrollo de la historia. Los tres, McKay, Ferrell y Reilly, son autores de la historia original, los dos primeros del guión; el primero dirige y los otros dos protagonizan la película, dando vida a dos personajes que podríamos definir como sus "alter egos infantiles". Los tres coincidieron previamente en 'Talladega Nights: The Ballad of Ricky Bobby' (en España traducido como 'Pasado de vueltas'), un éxito de taquilla.

Es de lo más normal que pensaran en repetir la jugada. McKay, Ferrell y Reilly juntos de nuevo. Sin embargo, la fórmula no funciona esta vez, y el éxito no volvió a producirse. Lógico, lo que en una era novedad y, lo más antiguo del mundo, narrar una historia (por muy absurda que fuera), aquí es repetición y descontrol, una película que no cuenta nada. Podríamos pensar que la pareja Ferrell y Reilly está agotada, pero yo creo que más bien se debe al bajo nivel del primero y a la desacertada labor de McKay. Reilly no puede dar mucho más de sí, como actor cómico, pero de los otros hemos visto cosas mucho mejores que 'Step Brothers'.

En Blogdecine (y en otros sitios) siempre he defendido a Will Ferrell. Tenía motivos, se quieran ver o no, se compartan o no. Ahora sólo tengo motivos para lamentar haber perdido el tiempo con su nueva comedia. No es casualidad que este señor haya pasado de ser uno de los actores más taquilleros a uno de los menos rentables. El público norteamericano que le apoyaba, que se partía de risa con sus actuaciones, le está dando la espalda, y no es para menos. Ferrell se ha acomodado y ya no se esfuerza en buscar nada nuevo, sólo en rentabilizar su propio producto. A tenor de los resultados en taquilla de sus últimas películas, le toca cambiar. O eso, o está acabado. Por lo pronto ya ha dicho que no va a filmar más comedias sobre temas deportivos. Es un comienzo...

Desde luego, 'Step Brothers' tenía una buena idea de partida. Dos cuarentones que se comportan como niños cuyos padres obligan a independizarse. Ferrell y Reilly, dos tíos divertidos con buena química, al frente del reparto y un director experimentado en el género y colega de los otros dos. Lo tenían fácil para desarrollar situaciones hilarantes, para criticar de forma humorística la importancia de la familia, para seguir burlándose (con cariño) de las estupideces que cometen a diario los respetados y orgullosos ciudadanos de los Estados Unidos.

Pues no. Pasan de un guión elaborado, se la juegan con las mismas cartas que ganaron la partida en el pasado, improvisan interpretando casi todo el tiempo a (creo que ni ellos lo negarían) retrasados mentales, hacen mil y una tonterías frente a la cámara, y, en definitiva, aburren al público. Tampoco estoy diciendo que no haya ni un momento gracioso en toda la película. Pero la proporción es diminuta y los bostezos, desde muy pronto, constantes. Cabe destacar el divertido papel de Richard Jenkins, las reacciones que provoca el insoportable hermano triunfador de Ferrell (interpretado por Adam Scott) y el doble final (hay una secuencia después de los créditos) de la película, a pesar de que se desperdicia, de nuevo, el fondo de la cuestión (me refiero a la pérdida del valor de la inocencia). Para olvidar, prácticamente todo lo demás.

Definitivamente, 'Hermanos por pelotas' es una de esas comedias que parecen hechas sólo y exclusivamente para que sus responsables se lo pasen bien. Se olvidan que están haciendo cine, que hay un público que ha pagado una entrada. Pero se acordarán. Los resultados de taquilla y las valoraciones están ahí. La próxima se hará mejor, son inteligentes, saben dónde se han equivocado. O eso espero...

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  • Otra crítica de la película en Blogdecine:

'Hermanos por pelotas', radiografía de lo absurdo

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