'Gru 2, mi villano favorito', la decadencia del malvado heroico

'Gru 2, mi villano favorito', la decadencia del malvado heroico
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Se ha convertido en pura rutina que cualquier película que cosecha un gran éxito acabe teniendo una secuela o como mínimo haya fuertes rumores sobre los deseos de su productora de sacar adelante dicha segunda entrega. Esta tendencia se ha revelado especialmente dañina en el caso de cintas con un presupuesto mediano o incluso pequeño en las que tampoco había muchas esperanzas en que arrasaran como lo hicieron. Casos como el de ‘R3sacón’ (‘The Hangover Part III’, Todd Phillips, 2013) nos han demostrado que a veces es mejor dejar las cosas como están y no guiarse por la avaricia de conseguir unos beneficios inmerecidos.

Ayer os comentaba que ‘Gru, mi villano favorito’ (‘Despicable Me’, Pierre Coffin y Chis Renaud, 2010) no solamente consiguió aguarle la fiesta a Dreamworks y su ‘Megamind’ (id, Tom McGrath, 2010), sino que únicamente con su recaudación en cines acabó multiplicando casi por ocho su presupuesto de 69 millones. En Universal tenían un filón y no dudarán en exprimirlo hasta que no dé más de sí. El spin-off protagonizado en exclusiva por los adorables minions está ya fechado para finales de 2014, pero lo que ahora nos interesa es ‘Gru 2, mi villano favorito’ (‘Despicable Me 2’, Pierre Coffin y Chris Renaud, 2013), segunda entrega de una franquicia en la que ya se dejan ver claros síntomas de agotamiento y falta de ideas.

El interés romántico de Gru

Gru había abandonado su villanía por completo al final de ‘Gru, mi villano favorito’, quedando entonces la duda sobre qué podría ofrecernos su secuela una vez que su mera razón de ser —mostrar el lado más amable de una persona extremadamente malvada— ha desaparecido. La respuesta es complicada, ya que la sensación que transmite al espectador es la de haber cogido un par de ideas —Gru ejerciendo ya como héroe y la idea de que éste pueda tener un romance con alguien— y haberlas estirado sin saber muy bien qué es lo que pretendían conseguir más allá de rellenar metraje para poder estrenar una película que, eso sí, va a recaudar una barbaridad de dinero.

Hablemos primero de la historia de amor, y es que el breve gag de la primera entrega al respecto con un grupo de madres mostrando su aprecio hacia Gru ya vale más que todo lo que vamos a encontrarnos aquí. La gran novedad es la introducción de un estrambótico personaje al que presta su voz Kristen Wiig, muy de moda desde el éxito de la divertida ‘La boda de mi mejor amiga’ (‘Bridesmaids’, Paul Feig, 2011). La alarmante falta de química entre ambos se revela como un obstáculo insalvable, sólo ofreciendo un momento gracioso en toda la película, aquel en el que realiza su primera aparición tomando por sorpresa a nuestro protagonista. Y entonces no hay ni rastro de la impostada trama romántica que quieren colarnos como una evolución poco trabajada en la personalidad de Gru.

Gru con los entrañables minions

También se puede detectar cierto desinterés en crear una némesis para Gru a la altura de las circunstancias —quizá por ello Javier Bardem y Al Pacino prefirieron no prestarle su voz—, algo que ya sucedía en la primera entrega, pero que aquí resulta aún más decepcionante. ¿Cómo no esperar grandes cosas de un villano que tiene una presentación tan memorable —notable la breve escena en la que nos cuentan cómo presuntamente desapareció para siempre años atrás—? Por desgracia, lo único que crea cierto interés al respecto son los líos que se montan para intentar demostrar quién está realmente detrás de todo, cayendo de lleno en una alarmante mediocridad —estuve a punto de dormirme— cuando Gru y él han de enfrentarse.

Era evidente que los minions iban a jugar un papel aún más importante que su ya de por sí destacada presencia en ‘Gru, mi villano favorito’ y esto, por muchas pegas que pueda ponerle, acaba siendo uno de los puntos fuertes de la función. Sí, hay apagones ocasionales en la evolución de la historia por su culpa, pero siguen siendo unas criaturas adorables con las que uno podría quedarse embobado durante horas sin importar lo que realmente estén haciendo. Menos estimulante resulta su versión malvada-morada, ya que su encanto no es el mismo y eso sí que puedo verlo como una mera maniobra para tener más variedad en el merchandising que poner a la venta. A cambio, las niñas de Gru pierden cierto protagonismo —lideran el simpático arranque y luego van difuminándose— con la excepción de Margo, cuya trama romántica es aún más insatisfactoria que la de su padre adoptivo.

Escena divertida con un minion

Tenía esperanzas en que ‘Gru 2, mi villano favorito’ —ya podrían haberse currado un poco más el título español— pasara a formar parte de mi lista personal de secuelas mejores que sus primeras entregas, pero lo que me he encontrado ha sido un producto mediocre que a duras penas conserva algunos de los puntos fuertes de su predecesora, pero con una sobredosis de debilidades heredadas y otras adquiridas por el camino. No llega a ser una pérdida de tiempo, pero sí una decepción para los que esperábamos algo más que esta rutinaria y perezosa película que se queda muy lejos del nivel mostrado por la entrañable 'Gru, mi villano favorito'.

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