'Godzilla', una catástrofe

'Godzilla', una catástrofe
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Nos han vuelto a engañar. En pocas palabras, lo mejor de este remake o nueva versión de 'Godzilla' (Gareth Edwards, 2014) es el tráiler (en especial aquel brillante teaser) y la secuencia de créditos inciales, una joyita que cautivará a los fans de la criatura y los amantes de las fantasías conspiranoicas más ingeniosas. Prácticamente todo lo demás, a la basura.

Hay un importante cuestión de base que (casi) han conseguido que pasemos por alto. 'Godzilla' es esencialmente japonés (curiosamente, Ken Watanabe también participó en un film que desvirtuaba otro icono nipón, 'El último samurái') y nace del horror provocado por las bombas atómicas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki. Ya sabéis, por la paz y eso. Hollywood recicla a Gojira y pone de héroe a un militar estadounidense. Que salva la vida a un aleatorio niño japonés. Delirante.

Dogzilla, un domesticado protector que revienta ciudades

Elizabeth Olsen

Insatisfechos, los guionistas (Max Borenstein y Dave Callaham, según consta en el cartel) se toman la libertad de reescribir la Historia y jugar con la infame acción que desató el infierno nuclear en Japón. Si hubiera sido al revés... Pero estamos ante una superproducción norteamericana sobre un bicharraco que destroza edificios, y no quiero centrar el texto en una adulteración que carece de importancia ante los verdaderos problemas de una película que, pese a su lujoso despliegue de fuegos artificiales, resulta aburrida.

Y es que 'Godzilla' está tan inflada de disparates, incoherencias, milagrosas coincidencias, rescates a última hora y clichés de "blockbuster made in USA" que resulta difícil disfrutar de lo poco bueno que hay en ella. Es comprensible que los personajes faciliten los conflictos pero los creadores deben cuidar la verosimilitud del relato; aquí quedan al descubierto todas las trampas, atajos y descosidos de un guion que ha debido sufrir el nerviosismo causado por el pequeño pinchazo en la taquilla norteamericana de 'Pacific Rim' (Guillermo del Toro, 2013).

Drama con calzador y diversión a cuentagotas

Una imagen promocional de Godzilla

Se inspeccionan cuevas y salas sin notar antes destrucciones gigantescas; dos individuos entran en una zona restringida y los llevan esposados precisamente al lugar que querían ver de cerca; el protagonista da una pista sencillísima a científicos que se han llevado décadas trabajando y aparece justo cuando necesitan a un experto en explosivos (su especialidad, ¡vaya suerte!); varios miembros del ejército debatiendo abiertamente sobre la opción de lanzar misiles y paracaidistas sobre el lomo de Godzilla cuando resulta EVIDENTE que no servirá de nada y que además les está ayudando con las verdaderas amenazas...

'Godzilla' parece ideada por niños hasta las cejas de azúcar y corregida por adultos aguafiestas. En Hollywood parecen obsesionados con ponerse serios y "oscuros" para vender sus espectáculos palomiteros. Da igual lo que sea, el tono de la película debe ser similar al Batman de Christopher Nolan. En este caso, en lugar de despejar el campo y desatar a las bestias, que el público se divierta, se opta por tragedias familiares, recuerdos simbólicos del 11-S, épica barata de frases gastadas y mucho plano de gente asombrada.

Walter White vs. Godzilla: combate nulo

Bryan Cranston, Aaron Taylor-Johnson y Ken Watanabe

El (ab)uso de ese recurso y una puesta en escena que dosifica los monstruos han llevado a comparar a Gareth Edwards con Steven Spielberg. No os dejéis timar. Sugerir la presencia y el potencial tiene sentido ANTES de revelar cómo es y qué hace la criatura, de lo contrario es absurdo seguir jugando al escondite. La pata no impresiona si ya vimos el cuerpo entero. Tampoco ayuda que debamos seguir al personaje de Aaron Taylor-Johnson, el peor actor de un reparto que desaprovecha a Juliette Binoche, Bryan Cranston, David Strathairn, Sally Hawkins y Watanabe.

No quiero dejar la impresión de que es un bodrio. Hay instantes logrados, algunas imágenes poderosas como la de los paracaidistas o la aparición de Gojira, y supongo que muchos fans del monstruo quedarán satisfechos por guiños como el aliento atómico. No es peor que la anterior versión de 'Godzilla' (Roland Emmerich, 1998) que nos llegó de Estados Unidos. Algo es algo.

1,5 estrellas

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