‘Fast & Furious 8’, por fin una buena película

‘Fast & Furious 8’, por fin una buena película

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‘Fast & Furious 8’, por fin una buena película

He de reconocer que nunca he sido demasiado afín de la saga de los rápidos y furiosos. Me cae bien Vin Diesel y le aprecio en papeles como la saga de Riddick, pero nunca he sabido sobreponerme a las raíces tunning de la franquicia. El discurso “veamos quién la tiene más grande”, resuelto con carreras de coches, en cuyas capotas se refrotan los culos llenos de aceite de motor de muchachas bamboleantes, ofrecidas como trofeo para los machos ciclados y bakalas, nunca ha acabado de ser lo mío.

También he oído muchas veces que “eso era al principio”, que luego “se deshace de ese rollo”. Pero cuando me puse a ver la quinta parte (ese punto de palanca del cambio), uno de los secundarios, expresaba algo así como “un millón de dólares, eso suena a un montón de chochitos”. Nunca he sabido si eso era una gracia para reír o sentir lástima por el personaje, pero me dio la impresión que para poder disfrutar de la, innegable, espectacularidad de las escenas de acción, había que dejar mucho, mucho, más que el cerebro en la puerta del cine.

Fast Furious 8 2

Un proceso de reforma continua, finalizado

Está claro que se ha ido “adecentando”. Pero esas escenas de carreras, esos planos de glúteos sin venir a cuento… todo aquello seguía apareciendo de vez en cuando. Sí, había una voluntad de ir lavando la cara, pero esa reivindicación de lo hortera en los personajes, el rancio discurso de “familia” de grupillo mafioso, de reivindicación del barrio… estaba en su ADN. Lo peor es que, por mucha ambición en las escenas de acción increíble y el tono más ligero, había un poso de querer tomarse en serio esa filosofía. Y bueno, los guiones eran propios de cine para vídeo.

Desde luego, la idea de tener una franquicia ‘Misión Imposible’ de tipos malos, pues, por alguna parte, seguía pareciendo buena idea, por lo que, si ya en la entrega anterior tenía la receta ganadora, tenía que acabar saliendo a flote en alguna entrega. Bien, parece que ha llegado el momento en el que la saga ha roto el cordón umbilical con sus raíces canis (algo queda en la, por otra parte trepidante, secuencia inicial) y no hay peros ya para que escépticos como el que firma puedan dar un paso adelante, cruzar la línea y decir “Sí, Fast 8 es una buena peli”.

Fast 8

Bueno, no piensen que esto es sólo una cuestión de evitar los desvaríos reggaetoneros. También hay otros cambios a mejor, claro. Empezando por la presencia y entidad de los secundarios: de caras simpaticonas sin interés a integrarse mucho mejor en el grupo. Aunque sigue doliendo la desaparición de Walker, la película ha sabido repartir el protagonismo entre los miembros del equipo y hay un nuevo brillo de camaradería , sobre todo, en la divertidísima relación de los personajes de Jason Statham y The Rock: carne de spin-off.

'Fast and Furious 8': a otro nivel

Mejoran el tratamiento de personajes y la presencia de humor constante, lleno de diálogos y one liners que funcionan, y en general, todos los puntos positivos sobre el resto de episodios de ‘Fast & Furious’ se deben, básicamente, a que en esta ocasión parece que ha habido algo más de mimo en el guion de lo acostumbrado. No solo en diálogos sino en cohesión de las escenas y un foco común para las set pieces. Ayuda un villano con la cara de Charlize Theron, pese a que su objetivo esté desdibujado, y no tenga escenas físicas, su modus operandi es más convincente.

Se puede achacar que la dirección de F. Gary Gray no tiene el dominio visual en panorámica que James Wan, que las escenas de acción no alcanzan el nivel de vértigo de otras entregas y que los planos cerrados son mucho menos envolventes que en anteriores ocasiones, pero todo lo que puede perder en esos aspectos los gana en tono de espectáculo al borde de la caricatura. Y es que ‘Fast & Furious 8’ abraza el carácter de dibujos animados, tanto en situaciones como personajes. Es un cómic con vida que no se avergüenza de serlo y por ello, triunfa.

Incluso cuando se pone seria, la reacción de los personajes es exagerada hasta el extremo y, por otra parte, se agradece que exista un verdadero conflicto. Uno simple, machacado y que hemos visto en otras ocasiones. Pero funciona y marca un baremo que la eleva sobre la saga. La manera en la que todos sus puntos de fuga confluyen y encajan, dan relevancia y peso al fantástico clímax, atolondrado y chistoso, pero que podría más bien pertenecer a una digna secuela de ‘La Jungla de Cristal’ y eso, familia o no, es jugar en otra división.

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