'En el Valle de Elah', Paul Haggis luchando contra gigantes

'En el Valle de Elah', Paul Haggis luchando contra gigantes
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La película anterior de Paul Haggis, 'Crash', no me pareció tan mal como a nuestro compañero Carlanga porque me tomé los comentarios racistas como una broma –no digo que fuesen una broma, sino que yo preferí tomármelos así—, pero sí la encontré muy sobrevalorada. Retomando la estructura que había utilizado, años atrás, el fallecido Robert Altman en 'Vidas cruzadas' ('Short Cuts'), Haggis introdujo la moda de las historias intercaladas que, por su culpa, ahora nos encontramos hasta en la sopa. Y dentro de que lo original de su acercamiento no era tal y su grandilocuencia minaba el posible efecto sobrio de argumentos escogidos con acierto, le encontré unos cuantos valores que merecían elogio.

Hoy en día nos ocupamos de 'En el Valle de Elah' ('In The Valley of Elah'), que el director ha llevado a cabo tras 'Crash' y la intervención como guionista en numerosos proyectos. En ella, un padre (Tommy Lee Jones) que fue soldado y que ha perdido a su hijo mayor en la lucha armada, investiga la desaparición de su benjamín en la base militar a la que pertenece. Tras su regreso de la guerra de Irak, el joven no ha dado señales de vida. Junto a una carretera aparece un cadáver destrozado y quemado. La policía del condado, más preocupada en mofarse de una de las agentes que en resolver casos, se alegrará de que la zona no pertenezca a su jurisdicción, sino a la militar, porque eso supondrá ahorrarse trabajo. El ejército sólo tiene interés en echar tierra sobre el asunto. Pero el protagonista encontrará en la frustración de la agente que fue ascendida por su ex-novio (Charlize Theron), una aliada para descubrir la verdad.
En este caso, Haggis se centra en una sencilla historia en lugar de mezclar varias de ellas. El argumento de esta película es muy fino y, a pesar de ello, la duración es muy extensa, probablemente porque al creador le interesa más mostrar la parte humana que el desarrollo policial de los acontecimientos. Esto, sobre el papel, no tendría por qué ser una mala opción, pero creo que son precisamente estos instantes íntimos los que peor retrata Haggis. El exceso de importancia y gravedad que le da a todas las escenas de seres solitarios y especialmente, el abuso de una música demasiado presente y suntuosa, dan como resultado secuencias pesadas y obvias que no permiten que sea el propio espectador quien comprenda un dolor que tendría que hacerse más que evidente por la situación, sino que más bien trata de restregarlo por la cara acabando por resultar molesto. Aunque, como cualquier otra sensación, esta experiencia se trata de algo subjetivo y no me cabe duda de que habrá numerosas personas que sientan algo muy contrario y se contagien de la emoción que el autor trata de trasmitir.

A pesar de sonar tan contundente en el párrafo anterior, no quiero echar abajo la película y, aunque esos momentos de gravedad excesiva me produzcan aburrimiento, en el otro lado tenemos una serie de escenas magníficamente resueltas y que mantienen el interés o, como mínimo, la curiosidad hasta el final. Los actores se comportan de manera soberbia y la realización es muy elegante. El retrato de personajes es considerablemente bueno –salvo el de la madre del soldado que, pese a tener como rostro el de Susan Sarandon, es más bien un desperdicio ya que supone la inclusión de un personaje innecesario— y los diálogos, como siempre que se trata de este autor, son de una calidad excelente. Por eso considero que era innecesario recalcar tanto esos sentimientos con escenas introducidas únicamente a tal efecto, porque ya estaban transmitidos en las demás secuencias, es decir, Haggis había conseguido lo que sólo está en mano de los más habilidosos: transmitir sentimientos y retratar personajes mientras cuentas la historia. Pero no fue suficiente para él y lo tuvo que subrayar hasta cometer un exceso.

El título 'En el Valle de Elah' viene del momento en el que el protagonista le cuenta al hijo de la detective la historia de David y Goliat. Sin demasiado disimulo, Haggis nos introduce aquí la metáfora de que en todo momento de nuestra vida nos encontramos luchando contra gigantes, como seguramente hará el autor en la competición por los Oscar. Y que hace falta valor para vencerlos. El haber hecho que esto le cambiase la vida al chaval sería tan melodramático que podría romper con un devenir más bien nihilista de la historia, a la vez que parecería una crítica hacia el personaje de Charlize Theron en su faceta de madre. Probablemente consciente de ello, el autor rectifica al cabo de unos segundos, aunque no deja del todo cerrado ese camino.

Por tanto, con 'En el Valle de Elah' nos encontramos con un film lleno de altibajos que a menudo hace pasar del entretenimiento al sopor. Pero es una de esas películas que siempre se considerará grande, eso que se suele llamar un "peliculón". Si es así, yo volveré a pensar que está sobrevalorada y, sin embargo, debe quedar claro que pensar que algo se ha valorado por encima de lo que en realidad vale no significa pensar que sea malo.

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