'Donde viven los monstruos', el cine de los sentimientos

'Donde viven los monstruos', el cine de los sentimientos
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Siendo como es una de las películas más esperadas del año y firmada por un cineasta tan atípico pero a la vez tan deslumbrante como Spike Jonze, resulta cuanto menos paradójico que comparta estreno con la superproducción de James Cameron, con la que difiere, casi en plena oposición, del manejo visual. En 'Donde viven los monstruos' nos encontramos con un despliegue imaginativo propio de Jonze, adaptando la popular obra de Maurice Sendak, pero al servicio de una historia plena de sentimientos y que emociona por momentos.

Pero no todo es jauja. 'Donde viven los monstruos' resulta alentadora, un soplo de aire fresco entre tanto título mainstream, pero no es en absoluto una película para todos los gustos. Y eso que viene disfrazada de cine infantil, pero es en realidad una cinta para adultos que quieran evadirse con un relato virtuoso y emotivo, pero en absoluto complaciente y fácil de digerir.

'Donde viven los monstruos' me inspiró ese aire melancólico, de miradas, de sugerencias y de apelación al sentimiento que Jonze ha impregnado en cada cuidada escena y cada detallista plano. Esos monstruos, sus expresiones, sus palabras y su actitud son todo un prodigio, aunque también reconozco que por momentos me pareció que me faltaba un punto de conexión, quizás por rozar el lirismo en exceso, especialmente hacia el ecuador de su metraje.

No por ello, se puede desmerecer el elogiable esfuerzo del realizador por manejar una nada fácil base literaria, y conjuntar una narración cinematográfica de gran altura y fidelidad al original, con una puesta en escena y un manejo de los efectos especiales al servicio de su objetivo: trasladarnos a la edad infantil con sus miedos, sus dudas y su espíritu inocente.

Con todo la cinta no puede quitarse la etiqueta de extraña, compleja aunque su autor sabe manejar eso tan intangible como es la magia, la inspiración y la emoción pura. No en todo momento, pero si en gran parte del conjunto. Especialmente en las escenas donde la sutileza se antepone al virtuosismo, que inevitablemente, unos monstruos tan bien diseñados produce.

Sin embargo, y a pesar de manejar ciertas dosis de ambigüedad, la película logra transmitir su principal mensaje de forma clara y contundente. El sentimiento de soledad, de incomprensión que vive Max, el niño protagonista (y gran descubrimiento del film), es el motor que nos traslada a esa evasión, que supone el viaje a un mundo imaginario poblado por monstruos con crisis de identidad. En este sentido, el arranque, la presentación del personaje protagonista y de su padecimiento es sobresaliente. Aquí Jonze logra a la perfección transmitir la tristeza y desolación de Max.

donde viven los monstruos 2

En su viaje al mundo de los monstruos no encontramos ni una sóla concesión al común desarrollo de una historia infantil, es más se aleja por completo en aras de la poesía, de la fábula aunque todo esté envuelto en cine para niños.

Ese viaje catártico de Max resulta contundente, lleno de magia, a la par que surrealista, y su regreso resulta épico. Dejando atrás sus monstruos y regresando despojado de la furia, el descontrol y el miedo con el que partió.

'Donde viven los monstruos' es una fantástica propuesta de cine con gran calado, inquietante, imaginativo, no falto de riesgo y por ello no para todos los públicos, especialmente los adultos a los que se supone debe llegar. Un resultado emocionante que nos transporta a la infancia en un viaje sensorial y visualmente desbordante.

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