'La chica del tambor': ejemplar thriller donde brillan el estilo de Park Chan-wook y la pasión de Florence Pugh

'La chica del tambor': ejemplar thriller donde brillan el estilo de Park Chan-wook y la pasión de Florence Pugh

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'La chica del tambor': ejemplar thriller donde brillan el estilo de Park Chan-wook y la pasión de Florence Pugh

Creo que no exagero al afirmar que una novela de John le Carré en manos de Park Chan-wook es una propuesta apasionante para cualquier aficionado a la ficción, ya sea cinematográfica o televisiva. La nueva adaptación de 'La chica del tambor' (ya llevada a la pantalla en 1984 por George Roy Hill) en manos del autor de 'Oldboy' o 'La doncella' es una propuesta que no merece pasar desapercibida entre la vasta oferta actual.

La serie se estrenó el pasado 28 de octubre en BBC One pero no ha sido hasta este fin de semana cuando, al fin, ha llegado a España a través de Movistar. Y puedo decir que el resultado no decepciona lo más mínimo. Los seis episodios de esta miniserie orquestada por Park conforman un excelente thriller que entusiasmará tanto a los amantes de las tramas de espionaje como a los que, sencillamente, busquen descubrir una gran historia.

Simpatía por el Sr. Venganza, versión Le Carré

Como en su primer salto al inglés, en 'Stoker' (película tan preciosa como fallida, Park llegó a lamentar el escaso tiempo con los actores), el director surcoreano hace suyo el material original. Hasta el punto de que no cuesta hallar constantes de su cine, como la pérdida de humanidad por el deseo de venganza, la elaboración de planes tan obsesivos y meticulosos que se desvanecen los límites entre lo real y el engaño, o la compasión hacia el trágico "villano" (señalado como tal aunque sean todos víctimas del mismo motor destructivo).

'La chica del tambor' ('The Little Drummer Girl') nos lleva a finales de los 70 para presentar a Charlie (Florence Pugh), una joven actriz que durante unas vacaciones entra en contacto con el misterioso y seductor Becker (Alexander Skarsgård). Lo que parece un simple romance esconde un retorcido complot de la inteligencia israelí para convertir a Charlie en una espía, en un instrumento más de su guerra sucia contra una organización terrorista palestina.

Charlie acepta el desafío (de lo contrario no habría historia...) convencida de los argumentos que se le exponen pero, sobre todo, enamorada de Becker, en quien decide confiar. Pronto descubre que su papel es hacer de cebo, del mismo modo que Becker fue un cebo para ella. Y manejando los hilos tenemos a un maquiavélico oficial que se hace llamar "Kurtz" (nombre con eco a cierto clásico del cine bélico), encarnado por Michael Shannon. Cuya presencia ya justifica el visionado de la miniserie.

Michael Shannon

Charlie descubre un ojo por ojo sin límites, un despiadado "juego" donde el único objetivo es acabar con el enemigo. Y cada bando tiene sus argumentos, claro, sus trucos para cubrir la terrible verdad. Mientras corre la sangre. Parte de la grandeza de esta historia, donde casi todo está sujeto al punto de vista, es que Charlie es una ingenua. No sabe nada del conflicto entre israelíes y palestinos así que sólo se deja llevar por su corazón, o sus entrañas.

Por eso el proceso es tan dramático, tan trágico. Va a causar dolor y muerte, sin ser realmente consciente de ello, y la primera víctima es ella misma. Acepta un papel que va a destruir su inocencia, esa apasionada pureza que la hace tan magnética. Becker sufre porque es consciente de ello, encontrándose dividido entre el hombre que debe ser, y el que quiere ser.

Cabe destacar como, atrapados en esta compleja y peligrosa trama, todos los protagonistas asumen diferentes identidades, lo cual es subrayado con el uso de los colores, intensos como de costumbre en el cine de Park Chan-wook. El autor coreano es un virtuoso narrador que exprime cada escena, siempre ofreciendo soluciones visuales interesantes.

'La chica del tambor' confirma el ascenso de una nueva diosa: Florence Pugh

Park Chan Wook, John Le Carré y Florence Pugh

Aquí uno disfruta de la puesta en escena, no consiste sólo en seguir la historia. Parece inevitable recurrir al tradicional plano-contraplano en las numerosas conversaciones, muchas de las cuales son ensayos para crear esa ficción dentro de la ficción, si bien nunca hay tiempo para aburrirse por el preciso intercambio de afilados diálogos, la mano de Park con el suspense y un trabajo interpretativo impecable.

Por supuesto, Shannon compone un gran personaje, como siempre, pero quien sobresale por encima de todos es Florence Pugh, "descubierta" en 'Lady Macbeth'; aquí aprovecha un personaje perfecto para el lucimiento se consolida como una actriz extraordinaria, una fuerza de la naturaleza con solo 23 años. En definitiva, y por si no ha quedado totalmente claro, merece la pena detenerse y paladear este exquisito cóctel que es 'La chica del tambor', cuyo desenlace no dejará indiferente a nadie.

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