'Brooklyn', entre dos tierras

'Brooklyn', entre dos tierras

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'Brooklyn', entre dos tierras

No creo que a estas alturas quede ningún cinéfilo que desconozca que este próximo domingo se celebra la gala de entrega de la 88ª edición de los premios Oscar. Ocho cintas aspiran a ser proclamadas por la Academia de Hollywood como la mejor película de 2015 y está claro que cada cual tiene su favorita personal, pero donde creo que prácticamente todos coincidiremos es en que ‘Brooklyn’ no parece tener la más mínima posibilidad de lograrlo.

Ya en su contra juega el hecho de ser una de esas producciones pequeñitas para las que da la sensación de que ya es suficiente reconocimiento el hecho de haber sido nominada. Eso oculta a menudo grandes injusticias, pero no en el caso que nos ocupa, ya que ‘Brooklyn’ no va más allá de ser un correcto drama que es cierto que no llega a ser realmente mala en nada, pero también carece de cualquier tipo de brillo que pudiera convertirla en un título memorable.

Una propuesta demasiado amable

Saoirse Ronan Y Emory Cohen En Brooklyn

La inmigración ha sido la protagonista de multitud de películas, la mayor parte de ellas con la premisa de la búsqueda de una vida mejor por parte de su protagonista. A partir de ahí surgen infinidad de posibilidades que en ‘Brooklyn’ acaban reducidas a un triángulo romántico que nunca llega a serlo del todo, ya que en realidad funciona como catalizador de la necesidad de Ellis -Saoirse Ronan- de descubrir dónde está su verdadero hogar.

Ese dilema que sitúa a Ellis entre dos tierras podría haber sido la base para una interesante reflexión sobre nuestras raíces y la necesidad de encontrar nuestro hueco en la vida, pero el guion de Nick Hornby carece de cualquier tipo de mordiente para no ir más allá de lo evidente. De hecho, la historia sigue casi al dedillo las pautas esperadas de un acercamiento amable como el que nos ocupa, y encima lo hace sin motivar siempre de forma correcta las decisiones de Ellis.

La cuestión es que ‘Brooklyn’ carece de fuerza en todos los temas que trata argumentalmente, pero sí hay que reconocer que sabe encontrar un tono equilibrado para que todo transcurra con fluidez para evitar agotar la paciencia del espectador. Está claro que el esmero en diversas facetas técnicas -y los bellos acordes de la música de Michael Brook- tiene mucho que ver en ello, aunque justo lo más importante, la puesta en escena de John Crowley, me resulta un poco insípida.

’Brooklyn’, Saoirse Ronan y poco más

Saoirse Ronan Y Domhnall Gleeson En Brooklyn

Es Saoirse Ronan la que realmente consigue transmitir la evolución de un personaje que en ocasiones recibe ciertos sabotajes por parte del libreto. Desde la marcha de su Irlanda natal hasta la tranquilidad y confianza que infunde durante el tramo final, la actriz va modulando esa transformación interior con una sencillez aplastante y una encantadora cercanía que ayudan a que las tendencias represivas de Ellis nunca lleguen a convertirse en una molestia en lo emocional.

Por desgracia, el resto del reparto está a un nivel claramente inferior, tanto en el dibujo de los personajes por parte de Hornby como en las interpretaciones de los actores -como mucho tienen algún momento puntual para destacar en oposición a la protagonista, y eso sólo sucede en un par de casos-. Eso resta algo de entidad a Ellis, ya que necesita de la interacción con otros para que pueda una mayor calidez emocional en lugar de dejarse llevar en exceso por su aparente pasividad.

En definitiva, ‘Brooklyn’ es una propuesta amable dentro del cine sobre la inmigración que permite, hasta cierto punto, lucirse a su protagonista. Más allá de eso hay un cuidado trabajo técnico que ayuda a que tenga cierta encanto, pero su falta de garra es decisiva para que sea la peor película de las ocho nominadas al Oscar. Cine "bonito".

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