'Blackhat: Amenaza en la red', un desastre con momentos de lucidez

'Blackhat: Amenaza en la red', un desastre con momentos de lucidez

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'Blackhat: Amenaza en la red', un desastre con momentos de lucidez

Hay ocasiones en las que no tengo claro si alguien tuvo mucha suerte en un determinado momento de su carrera, si le hemos cogido el truco y lo que antes nos fascinaba ahora nos parece casi rutinario, si se ha acomodado y ya es incapaz de estar a la altura de lo que un día fue o si simplemente se le ha agotado el talento y sigue adelante porque todo el mundo necesita dinero para sobrevivir.

Nada de eso me había sucedido hasta ahora en el caso de Michael Mann por mucho que tanto ‘Corrupción en Miami’ (‘Miami Vice’) como ‘Enemigos Públicos’ (‘Public Enemies’) no terminasen de entusiasmarme, pero la cosa ha cambiado por culpa de ‘Blackhat: Amenaza en la red’. Ya temía que no me gustara, pero lo que nunca habría esperado es un desastre de esta envergadura que solamente se salva por ocasionales instantes de lucidez por parte del propio Mann, ya que en todo lo demás muy poco o nada merece ser rescatado.

El toque Mann de ‘Blackhat: Amenaza en la red’

La amenaza online

Se nota hasta tal punto que ‘Blackhat: Amenaza en la red’ es una película de Michael Mann que sería imposible concebir que cualquier otro director la hubiese rodado de una forma similar. En principio, esto son grandes noticias, ya que Mann presta mucha atención al acabado visual, pero con una finalidad envolvente para sumergirnos en el viaje emocional de los personajes –de ahí que use tantos primeros planos- y sosteniéndolos todo el tiempo que crea necesario para conseguir el efecto deseado. Todo ello aderezado con un innegable toque de –fría- elegancia –aunque aquí fracasa con estrépito siempre que quiere materializar la amenaza online-, algo curioso dado lo mucho que confía en una fotografía repleta de colores artificiales.

El problema es que no todos los relatos se pliegan igual de bien a esos rasgos estilísticos del director de grandes obras como ‘Heat’ o ‘El dilema’ (‘The Insider’) –aún hoy su mejor película- y en el caso de ‘Blackhat: Amenaza en la red’ se vuelve rápidamente en su contra. Aquí lo más sencillo sería desviar toda la responsabilidad hacia el guión del debutante Morgan Davis Foehl, ya que no consigue hacer absolutamente nada bien, pero el propio Mann metió mano en el mismo y seguro que podría haberlo ajustado más si así lo hubiese querido.

Escena final de

El resultado de aplicar su fórmula con un material de tan pobre entidad es que llega a dar la sensación de ser un mal imitador de sí mismo que nunca sabe cuándo hay que seguir adelante sin más en lugar de deleitarse directamente en el vacío para desesperación del público. Soy consciente de que el hastío que provoca variará de forma notable según el tipo de espectador, ya que habrá quien prefiera quedarse con la idea de lo bien que rueda Mann sin pararse a pensar en lo erróneo que resulta para esta propuesta en concreto, confundiendo el infundir energía a las imágenes con el deleitarse con la nada.

Eso sí, hay un par de secuencias en las que el toque Mann le sienta de fábula a lo que sucede en pantalla, pero a nadie debería sorprenderle a estas alturas su capacidad para planificar y ejecutar las escenas relacionadas con un tiroteo. De hecho, lo que me llamó la atención es que hay una de ellas resuelta de forma vacía, rutinaria e incluso con algún plano completamente fuera de lugar –esa cámara mareante mientras varios de los protagonistas están corriendo-. Por suerte para él, Mann deja lo mejor para el desenlace, ya que es en el inevitable enfrentamiento final donde su innegable pericia -y una efectiva banda sonora- lo eleva todo muy por encima del sopor que habíamos padecido hasta entonces.

Nada más que merezca la pena

Chris Hemsworth en

No tengo nada en contra del tono frío que Mann dota a muchas de sus obras, pero aquí sólo sirve para potenciar lo discretos que resultan unos personajes interpretados de forma estática y rutinaria -pena me dio ver el horrible trabajo de una Viola Davis que sólo transmitía desgana-, aunque el infame trabajo desarrollando las relaciones entre ellos -está claro que Mann se basa en el romance de 'Corrupción en Miami' para plantear el de 'Blackhat: Amenaza en la red', pero es que ningún momento llega a transmitirse pasión alguna, por no hablar de lo ridículo que es el momento en el que alguien comenta que nunca la había visto tan feliz a ella- y sus propias motivaciones por parte del guión hacía muy difícil cualquier otro resultado.

Otro punto en su contra son unos diálogos mediocres que impiden que nos interesemos lo más mínimo por lo personajes en cuanto Chris Hemsworth deja de ser un simpático maleante para contagiarse por la poco conseguida capa de trascendencia que se quiere imprimir a un relato que avanza con languidez -se dan demasiadas vueltas sin que parezca llevarnos a ninguna parte, por no hablar de que tampoco sabe llenarlo ampliando las fatuas motivaciones de los protagonistas-, ya que Mann lo estira de forma artificial para dejar su sello, aunque justo es reconocer que a cambio también nos regala algunos planos de notable belleza visual. Lástima que no aporten nada más que eso.

En definitiva, ‘Blackhat: Amenaza en la red’ es una mala película que se merece el fracaso que ha cosechado y que Michael Mann debería tomarse como una nota de atención para ver que su estilo ya no es que sea suficiente por sí mismo, pues incluso puede convertirse en algo negativo. Su lamentable guión y sus más que olvidables interpretaciones son la guinda de este pastel revenido.

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