Asesinos de élite en horas bajas

Asesinos de élite en horas bajas
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Las películas basadas en hechos reales son ese gran filón que la industria del cine suele aprovechar para dos cosas: Rellenar el horario peliculero de Antena 3 los fines de semana después de comer o hacer obras que utilizan lo que sucedió realmente según les interese a sus responsables. ¿Que podemos basarnos en una hipótesis no demostrada (y muy discutible) para dejar a William Shakespeare a la altura del betún? Pues hacemos la absurda ‘Anonymous’. Cierto que esas licencias pueden ser necesarias para rellenar huecos que los secretos de estado impiden saber con certeza su verosimilitud (me viene a la mente la excelente ‘J.F.K.: Caso abierto’) o simplemente buscando ser más consecuentes con la historia que se estaba contando (‘Malditos bastardos’). Mantenerse fiel a la realidad es sólo una opción una vez que te has asegurado de tener los derechos sobre la historia para que luego no te caigan un montón de demandas. El resto de problemas que puedan causar la película es algo que poco importa.

‘Asesinos de élite’ nos cuenta la historia de un asesino a sueldo (Jason Statham) que ya no puede soportar el trabajo que realiza, pero al que el secuestro de su compañero de profesión y mejor amigo (Robert De Niro) le obliga a tener que aceptar un último trabajo. Ya empezamos mal con el tópico de alguien a punto de retirarse y todo lo que eso trae consigo. Afortunadamente, no estamos ante un policía secundario en la trama, porque entonces todos sabemos que no pasarían ni cinco minutos antes de que lo cargasen. En este caso, el gran peaje a pagar es la inclusión de una trama romántica para el protagonista que, a ratos, recuerda a una muy similar que el propio Statham tenía en ‘Los mercenarios’, pero he de apuntar que aquí está mejor llevada y no me daban ganas de dormirme, cosa que sí sucedía en los momentos equivalentes de la película de Sylvester Stallone.

Jason Statham en Asesinos de élite

Volviendo al argumento, Statham tiene que matar a los culpables de las muertes de tres hijos de un jeque árabe (al verle mi cabeza sólo podía pensar en Osama Bin Laden), pero la cosa es especialmente complicado porque los responsables son miembros del Servicio Especial Aéreo británico, y cuenta la leyenda que es muy complicado acceder a ellos sin que una malévola organización secreta que los protege no acabe capturándote y, espero que captéis lo que quiero decir, haciéndote desaparecer.

Una de las cosas que llamaron mi atención en un primer momento fue que ‘Asesinos de élite’ es la primera película como director de Gary McKendry y también el primer trabajo como guionista de Matt Sherring, algo que me despertó bastante dudas sobre el resultado final. No obstante, su trabajo no supone realmente una lacra, sino que simplemente no destaca. McKendry dirige con corrección, pero no tiene la suficiente capacidad como para que las escenas de acción resulten vibrantes y te tengan atado a la butaca. Y Sherring consigue que una historia que podía tender muy fácilmente hacia el absurdo con la organización secreta que protege a las víctimas potenciales se siga con claridad. A cambio, la evolución del argumento es previsible (ya de entrada apostaba por un final como el que acaba teniendo la película) y acaba siendo un tanto redundante al dejar una molesta sensación de repetición con uso reiterado de este esquema: Ejecución-persecuciones-ejecución, etc. Y además, Sherring se saca de la manga un giro de guión que, si bien puede estar justificado, sólo sirve para alargar la agonía de las repeticiones. Y es que ‘Asesinos de élite’ dura casi dos horas cuando algo más cercano a los noventa minutos le hubiese sentado de maravilla.

Clive Owen y Jason Statham llegan a las manos en Asesinos de élite

‘Asesinos de élite’, la solvencia de los actores

En mi opinión, Jason Statham debería ser el gran héroe de acción del cine contemporáneo, pero no ha logrado encontrar el gran éxito que pueda convertirle en, salvando las distancias, el nuevo Bruce Willis. Cierto que ha protagonizado sagas de éxito como ‘Transporter’ o ‘Crank’, pero su impacto en las taquillas no fue tan grande y además últimamente parece que Statham no interprete un papel, sino al tópico que él ha creado de héroe de acción. Mismas expresiones, reacciones, líneas de diálogo casi clónicas e incluso argumentos con unos cuantos puntos en común, ya que ‘Asesinos de élite’ tiene varios elementos en común con ‘The mechanic’. Así nunca lo va a conseguir, porque encima opta por una intensidad en la que no ha lugar la comicidad, y eso hoy en día resulta imprescindible. En el caso que nos ocupa, Statham está igual de bien (o mal, aquí ya entran los gustos personales) que en la mayoría de sus últimas películas. Eso sí, creíble en el papel lo es de sobra y carisma tiene el suficiente para que no nos cansemos de las diatribas morales de su personaje, pero ya está. No esperéis un personaje mítico que perdure, puesto que al de unas horas de haber visto la película ya había olvidado su nombre, y no mucho después ya empezaba a mezclar cosas de ‘Asesinos de élite’ con otras películas suyas. Eso sí, como “fan” (muy necesarias las comillas) suyo a mí no es algo que me resultase molesto mientras veía la película, lo cual, a fin de cuentas, es lo realmente importante.

Más interesante resulta el trabajo de sus dos coprotagonistas, aunque aquí conviene hacer una aclaración para evitar posibles decepciones: Robert De Niro tiene un papel muy secundario, casi más propio de ser llamado un cameo extendido que de colocarle a la altura de los otros dos protagonistas. Y es una pena, porque De Niro parece que disfrutó rodando la película y si bien no ofrece un trabajo del nivel de, por poner un ejemplo, ‘Toro salvaje’, sí que se nota que se está esforzando y no aparece en la película sólo para cobrar un cheque. Sin embargo, el gran atractivo de ‘Asesinos de élite’ es la presencia de Clive Owen, el actor que podría ser poco menos que un Dios en el cine de acción si se lo propusiera (basta con ver su trabajo en la entretenidísima ‘Shoot ´Em Up’ para hacerse una idea), pero que sabiamente ha preferido llevar una carrera mucho más variada. Y la cuestión es que en esta película vuelve a demostrar su gran capacidad en un personaje marcado por sus obsesiones y que Owen sabe aprovechar para erigirse como lo mejor de ‘Asesinos de élite’ con mucha diferencia. Tampoco lo tenía muy difícil.

Jason Statham y Robert De Niro en Asesinos de élite

En el resto del reparto sobresalen dos rostros eminentemente televisivos: Yvonne Strahovski es la chica de la trama amorosa del protagonista y lo mejor que puede decirse de ella es el acierto de la película en dejar que use su acento australiano. Por lo demás, un personaje vulgar con muy poco que ver con el que la actriz tiene en la serie ‘Chuck’. Por otro lado, tenemos a Dominic Purcell, el hermano encarcelado que había que liberar en ‘Prison break’, como el compañero deslenguado de Statham, y hay que decir que cumple perfectamente con un papel que básicamente combina el aspecto físico con una inteligencia moderada. El resto del reparto cumple a secas su cometido siguiendo así la tónica general de la propia película.

En definitiva, ‘Asesinos de élite’ es una película que debería haberme encantado, pero que se queda en tierra de nadie. Ni buena, ni mala. Ni entretenida, ni aburrida. Simplemente, una obra anodina que desaprovecha un reparto harto prometedor en el que hasta Robert De Niro se desmarca con un buen trabajo, algo no demasiado habitual en su carrera en los últimos ¿10 años? Quizá más. Y tampoco es la película que vaya a convertir a Jason Statham en la gran figura del cine de acción que debería ser, pero que parece nunca conseguirá ser. ‘Asesinos de élite’ es un pasatiempo menor, suficientemente aceptable para pasar un par de horas aburridas en casa en las que no sepas qué hacer, pero que no justifica el pagar una entrada de cine. Si buscáis algo llevadero con lo que no quedar demasiadas neuronas haréis mejor esperando al estreno de la simpática ‘El gato con botas’ la próxima semana.

2,5

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