‘Next door’, sadomasoquismo en el apartamento de al lado

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Así como hay semanas en las que nada de lo que se estrena merece el esfuerzo de acudir hasta la sala de cine y el gasto de una entrada, en este caso podemos encontrar varias opciones más que recomendables. Ya os he hablado de ‘Hana’, de Kore-eda, ahora os recomiendo también ‘Naboer’ (vecino), de Pål Sletaune, que tan absurdamente como otras veces, nos llega con un título inglés, ‘Next door’, aunque sea noruega. Al igual que 'Verdades ocultas', también llega con retraso, pues es, al igual que la anterior, de 2005.

La película comienza mostrándonos cómo el protagonista recibe la visita de una ex-novia, que ahora está con otro hombre. La chica le habla de los malos tratos que él le infligió y el protagonista no reconoce haber obrado así. Poco después, una atractiva vecina con la que coincide en el ascensor, le pide que entre en su casa para mover un armario pesado. En el apartamento vecino se esconde una joven aún más espectacular y las dos féminas lo sientan en su sala de estar para hacerle preguntas que lo inquietan. “¿Por qué cree que dos mujeres, bastante hermosas, pondrían un armario delante de la puerta?”, le espetan.

Es difícil hablar de ‘Naboer’ sin desvelar elementos de su trama. Y aunque, de todas formas, voy a evitar hacerlo, diré que lo interesante de este film escandinavo no son las sorpresas que podrían producir las revelaciones, pues más o menos todo se puede adivinar muy al principio, sino el devenir de estos personajes que no se podrían calificar con palabras más adecuadas que chungos o depravados.

El actor protagonista, Kristoffer Joner, ha recibido varios premios por este papel. Su aspecto andrógino y desvalido aumenta la extrañeza del personaje, que es lo más turbador, como también lo es el resto de los seres que pueblan la película o el rellano del protagonista. La identificación es tan grandiosa que en esos momentos en los que John se encuentra entre la espada y la pared, los espectadores sentimos la misma incomodidad y en ningún momento dejamos de estar fascinados por lo que ocurre en la pantalla.

‘Naboer’ tiene momentos algo subidos de tono, por decirlo de alguna manera, en los que el erotismo está muy bien alcanzado, incluso con esa dosis de sadomasoquismo que se podría decir que se pasa de brutal.

La ambientación de la película es otro de sus puntos interesantes. Apenas vemos más escenarios que la casa del protagonista y la de sus vecinas. Este mundo tan cerrado, además de tener un significado que no puedo expresar sin desvelar parte de los misterios, aumenta la sensación casi de terror de la situación en la que se ha sumergido John.

Aunque no presenta un argumento substancialmente novedoso, la forma en la que ‘Naboer’ está narrada y puesta en escena la convierte en un psicothriller diferente, brutal en ocasiones, y muy profundo en su indagación psicológica.

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