Añorando estrenos: 'The Big Night' de Joseph Losey

Añorando estrenos: 'The Big Night' de Joseph Losey
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Joseph Losey fue uno de esos realizadores perseguidos por la famosa y polémica Caza de brujas instigada por el senador McCarthy allá en los años 50, y que hizo convertir en delatores a varios e importantes cineastas coetáneos —Elia Kazan y Dalton Trumbo son los ejemplos más representativos en casos opuestos—, creando un insoportable clima de tensión en el Hollywood de la época. Antes de irse a Europa, donde Losey realizaría varios films por los que precisamente es recordado, filmó una serie de películas de bajo coste con actores semidesconocidos en las que, de cierto modo se hablaba de la citada situación. Así hicieron otros directores de la época, y desde cierto punto de vista, este tipo de films, que escondían, a veces sutilmente, a veces no, cierta inquietud crítica de índole social, empezaron una especie de avanzadilla artística que marcaría las pautas del nuevo cine norteamericano que se abría a fórmulas temáticas desarrolladas en años posteriores.

Precisamente y a modo de anécdota sobre aquellos años tan difíciles para los cineastas, ‘The Big Night’ (1951) está protagonizada por John Drew Barrymore, el cual fue pagado para vigilar de cerca a Losey e informar de sus posibles actividades anti-americanas en Londres, algo de lo que se aprovecharon debido a la amistad surgida entre realizador e intérprete tras la filmación de la presente película. Anotemos, a modo de curiosidad, que John Drew Barrymore era hijo del gran actor visto en films como ‘El hombre y la bestia’ (Dr. Jekyll and Mr. Hyde’, John S. Robertson, 1920) —sin duda una de las grandes interpretaciones masculinas de la historia— y padre de la conocida Drew Barrymore, que empezó en los tiempos de ‘E.T. el extraterrestre’ (‘E.T. the Extra-Terrestial’, Steven Spielberg, 1982) y aún a día de hoy sigue siendo una prueba de que el talento no se hereda. El actor es prácticamente el protagonista absoluto de ‘The Big Night’.

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Barrymore da vida a George La Main, un muchacho que, a través de toda la gran noche del título dará inicio a su etapa de madurez, mientras busca venganza por la humillación pública que ha sufrido su padre a manos de un poderoso periodista. Esta premisa parte de una poderosa y contundente secuencia de inicio en la que el personaje principal queda perfectamente dibujado, e incluso las intenciones de Losey parecen abarcar más de lo que finalmente hace, pero vayamos por partes. La Main es un muchacho educado, y bastante inexperto e ingenuo. Delante del bar de su padre es continuamente objeto de las bromas de sus compañeros que se meten con él y le pegan por considerarlo demasiado niño. Será precisamente este detalle el que esté latente durante toda la proyección, pues uno de los detonantes del comportamiento de George es su incomodidad con su propia juventud.

Este personaje, interpretado por Barrymore tal vez con un poco de histrionismo, mira con admiración y al mismo tiempo recelo el mundo adulto, echa de menos una madre y ama sobre todas las cosas a su protector padre (Preston Foster), el único que parece entenderle en un mundo demasiado complicado lleno de peligros. La composición de la secuencia de inicio es sencillamente ejemplar, llena de detalles que anticipan cada nuevo paso en la trama y sobre todo el tono duro, áspero y cruel, reflejo de la actualidad que se vivía entonces. Un artículo en un periódico, una tarta de cumpleaños, una vela sin apagar —tal vez un detalle que sobra, pues los rostros de los personajes lo dicen todo— van anticipando las próximas horas de George, que estarán marcadas por un hecho terrible, su padre es salvajemente golpeado por un hombre cojo con un bastón, delante de varios testigos sin que éstos puedan hacer nada.

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A partir de ese instante, George sólo pensará en la venganza sin pensar ya no sólo en las consecuencias que ello podría acarrear, sino en los motivos de la paliza a su padre. Un pequeño e intenso periplo que llevará a George por toda la ciudad en busca de un determinado hombre, encontrándose por el camino toda una galería de personajes como reflejo de la jungla humana que es toda ciudad, y más aún por las noches. Este detalle tal vez reste puntos al film, por el simple hecho de no profundizar demasiado en esos personajes que George se encuentra, aunque Losey perfila muy bien las relaciones del muchacho con ellos. Así tenemos un profesor alcohólico que conoce en un combate de boxeo, tan atractivo como poco desarrollado. A través de él conocerá a una muchacha con la que surgirá cierto flechazo, y que entronca directamente con una de las escenas iniciales en las que una chica se niega a besar a George por considerarlo un crío, hecho que se produce antes del viaje de madurez nocturno.

A caballo entre el cine negro y el drama, Losey destaca sobre todo por el manejo del ritmo y la capacidad de síntesis. Recordemos que hablamos de una película de 75 minutos en la que se nos narra toda una noche. No hay apresuramiento, pero sí alguna concesión que abrevia aún más el film; no hay más que fijarse en la forma de resolver el lío en el que se mete George con el hombre que le dio una paliza a su padre, decisión que ablanda un poco el mensaje. Más aún si tenemos en cuenta que Losey renegó del montaje final, pues él quería partir de la escena final y desarrollar la historia a través de un largo flashback. Creo que hubiera sido un completo error, pues el impacto producido por la violenta escena inicial es mayor al instante final en el que la policía hace acto de presencia. En cualquier caso estamos ante una estimable película, la última que Losey realizó antes de irse a Italia huyendo de la caza de brujas de su país. La ironía de la vida hizo que más tarde en Inglaterra filmase sus trabajos más conocidos, pero ‘The Big Night’, así como los cuatro films que la preceden, deben tenerse muy en cuenta para definir el estilo de Losey, y sobre todo porque reflejaba muy bien una situación a todas luces vergonzosa.

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